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Enfrentamos un momento crítico: Cepal

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El cacao, como muchos otros frutos, resiente los cambios climáticos en el planeta. En su terreno, el productor Eduardo Vázquez corrobora que su árbol esté libre de plagas. Foto Víctor Camacho
04 de agosto de 2023 09:22

Científicamente, basta con que la temperatura suba entre tres y cuatro grados para que la producción del campo comience a bajar y, en consecuencia, el precio de los granos básicos tienda a encarecerse, provocando una crisis alimentaria global que, como siempre, afectará más a la población de menores recursos, advirtió José Manuel Iraheta, oficial de Asuntos Económicos en la Unidad de Desarrollo Agrícola y Cambio Climático de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).

El panorama no luce alentador, y de hecho, el mundo está justo en un momento crítico en lo que a cambio climático y campo se refiere, señaló en entrevista con La Jornada el especialista del organismo regional, pues tan pronto como en los siguientes 20 o 30 años los cambios en temperatura, precipitaciones y aridez serán radicales, alcanzando puntos extremos hacia 2080. Un problema irremediable para las siguientes generaciones.

El problema, apuntó, no hay duda que lo han causado las grandes potencias económicas con sus colosales emisiones de gases de efecto invernadero; sin embargo, las mayores consecuencias en el futuro cercano, serán asumidas por los países más pequeños y de menores recursos; como prueba, añade, México, Centroamérica y el Caribe son responsables de sólo 3 por ciento de los gases, los dos últimos en particular, en conjunto no llegan ni a uno por ciento.

No somos grandes emisores de gases de efecto invernadero, pero lamentablemente sí recibimos los efectos adversos que genera el cambio climático, lamentó.

Severas variaciones en el medio ambiente

En el ambiente, explicó Iraheta, hay emisiones de gases de efecto invernadero, que son un conjunto de sustancias como dióxido de carbono, metano, azufre, etcétera, que ya estando en la atmósfera se convierten en huella de carbono, es decir, la cantidad de gases que hay en la atmósfera. Lo cual, agregó, sumado a fenómenos como La Niña (intensas lluvias) o El Niño, (sequías) provocan importantes cambios en el medio ambiente.

Lo anterior, indicó, ha generado en la región importantes sequías, además de huracanes más devastadores que no se degradan al tocar tierra hasta convertirse en tormentas tropicales, sino que por su magnitud generan inundaciones. Son un desastre natural.

Los efectos del cambio climático, añadió, van más allá de esas grandes calamidades que son a todas luces visibles, pues estos también alteran fisiológicamente las plantas provocando plagas u otras enfermedades, o bien, en una pérdida de fertilidad de la tierra. Por ejemplo, que no descienda la temperatura en la noche genera que las plantas adquieran hongos, eso es muy común en el café, y ha sido catastrófico para los pequeños productores.

El cambio climático, aseguró, se traduce en un menor rendimiento agropecuario, y por consecuencia, en una menor capacidad productiva.

Un claro ejemplo de lo anterior, declaró, es el maíz, un alimento básico no sólo en México sino en toda la región, el cual estudios demuestran que tiene un máximo rendimiento por hectárea cuando la temperatura es de 28.5 grados centígrados, tal y como sucede en estados como Baja California, Campeche, Coahuila, Colima y Sonora, los máximos productores de México.

Sin embargo, apuntó, cuando la temperatura supera esa barrera, el rendimiento baja drásticamente, por lo cual, advirtió, México está en un punto en el que el incremento en un solo grado va a comenzar a tener efectos adversos en la producción de maíz, lo cual se extenderá a otros cultivos claves como el frijol y el arroz.

Advirtió que cuando la temperatura se incremente tres o cuatro grados centígrados, como consecuencia del cambio climático, veremos un alza importante en el precio de los granos.

Dos Méxicos

Tal y como sucede en la economía y en otros tantos rubros, en el campo también hay dos Méxicos, explica el representante de la Cepal: el del norte, uno más empresarial y de exportación que ha sabido aprovechar la tecnología para ser más productivo; y el del sur, uno que refleja una agricultura más familiar y de subsistencia que enfrenta las dificultades derivadas de fenómenos como El Niño y La Niña.

En el sur de México, y hasta en los países de Centroamérica y El Caribe se tiene poca estrategia, tecnología herramientas, apuntó, lo que sumado a la modificación de temperaturas que provoca el cambio climático, merma más su producción, lo que impacta directamente en la seguridad alimentaria, y lógicamente, con mayor incidencia en los hogares más pobres, que son los que están más expuestos y excluídos a la crisis en el tema.

“Eso sucede en casi toda la región del sur de México y casi en toda Centroamérica y El Caribe, lo que a su vez provoca la migración climática, que la vemos en oleadas de caravanas que escapan del mal tiempo de sus países de origen.

Los retos en la zona son grandes, pero sobre todo deben ir enfocados en los micro y pequeños productores, porque no solamente ya viven en una condición de vulnerabilidad, sino que los eventos climáticos llegan y exacerban las condiciones de pobreza y miseria”, puntualizó.

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