Ciudad de México. Ante un crecimiento “vertiginoso” de los avances en las neurociencias y su aplicación en las neurotecnologías es necesario “establecer un control que garantice un uso ético y respetuoso de los derechos humanos”, afirmó Gabriela Ramos, Subdirectora General de Ciencias Sociales y Humanas de la Organización de las Naciones Unidad para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), quien alertó que 87 por ciento de las patentes en este nuevo campo del conocimiento que “puede tener profundas implicaciones en la autonomía personal y de pensamiento”, se concentra sólo en seis países.
En conferencia de prensa para presentar el informe “Descubriendo el Panorama de las Neurotecnologías”, elaborado por Comité de Ética de las Neurociencias de la UNESCO, destacó que además de los avances que pueden generarse en el campo de la salud, cómo lograr atacar enfermedades neurodegenerativas, las neurotecnologías también generan preocupaciones. Entre ellas el respeto a la integridad mental, la dignidad humana, la identidad personal, la libertad de pensamiento, y la autonomía e intimidad de los seres humanos.
Agregó que los avances y su aplicación tecnológica en este campo se han multiplicado por 20 en las pasadas dos décadas, pues el número de patentes pasó de menos de 500 en el año 2000 a 12 mil para el 2021, mientras que las publicaciones científicas se han triplicado en el mismo periodo y hoy suman más de 90 mil.
Ramos señaló qué hay una concentración del desarrollo de este conocimiento y su aplicación, pues diez países concentran 80 por ciento de las investigaciones científicas en las neurociencias, en la que Estados Unidos concentra 40 por ciento del total de los proyectos.
Ante un posible uso “poco transparente y ético” de los neurodatos que emite todo ser humano, y que actualmente,dijo, “hay ejemplos de su uso como en la toma del Capitolio, donde muchos asistentes recibieron información que los preocupó y motivó a accionar; así como en las protestas en Brasilia, Brasil, tenemos que dar un marco global para su aplicación que es en lo que trabaja la UNESCO”.
Destacó que en el caso de México, pese a que se mantiene una “baja inversión en investigación y desarrollo, de menos de 0.5 por ciento del Producto Interno Bruto, frente a un 6 por ciento de Corea, ya aparece entre los países que realizan investigación y cuenta con instituciones de primer mundo para generar avances”.
Aseguró que se debe analizar el papel de los Estados en la regulación de las neurociencias y neurotecnologías, ante el riesgo de sus impactos, lo que “debe llevarnos a reflexionar en torno a que 70 por ciento de los países del mundo tienen menos de diez publicaciones en este campo del conocimiento, por lo que una de las tareas centrales no sólo es incidir en incrementar la investigación científica, también en que los Estados deben garantizar la protección de sus ciudadanos y el respeto a sus derechos humanos”.