Ciudad de México. Se redujeron recursos para la persecusión de la trata de personas en el país y las fiscalías no cuentan con recursos suficientes, esto ocurre mientras hay bandas diversificadas y la situación se agudizó durante la pandemia, ya que con el mundo digital se duplicaron las formas de enganchar a la gente, señaló Francisco Javier Acero, obispo auxilicar de la Arquidiócesis de México durante la homilía en la Basilica de Guadalupe.

La trata tambien ha crecido por el aumento de caravanas de migrantes, donde vienen mujeres, niños y jóvenes que terminan siendo prostituidos en diversas regiones del país, en Chiapas, Veracruz, Oaxaca, “en general donde hay delincuencia organizada y carteles, es donde se da el incremento de casos de trata de personas con fines de explotación sexual y laboral”.

Advirtió que las autoridades no han logrado establecer un mecanismo de coordinación para el combate del delito, “el desafío es grande”.

En el Día Internacional contra la Trata de Personas, la Iglesia Católica señaló que es fundamental sumar esfuerzos para enfrentar este grave delito y acabar con esos grupos delictivos que siguen operando con toda impunidad.

Esto señaló el editorial del semanario católico Desde la fe, al precisar que se trata de “una plaga que lamentablemente no se ha podido erradicar, que sigue afectando y denigrando a miles de personas que son arrancadas de sus hogares y de sus familias, para ser explotadas por grandes mafias que las ven como una mercancía”.

Apuntó que de acuerdo con el “Informe Mundial sobre Trata de Personas 2022”, realizado por Naciones Unidas, en México la cifra de víctimas de trata se incrementó un 67.3 por ciento entre 2020 y 2021. Detalló que dentro de las diversas modalidades de este delito aumentó la relacionada con los fines de explotación sexual, en un 32.8 por ciento, en tanto que la de la mendicidad forzada se incrementó en un 47 por ciento y la del trabajo forzado un 175.3 por ciento.

A estas cifras se suma el desconocimiento de los casos ocultos, “miles de seres humanos que además de padecer un grave sufrimiento físico y moral, también experimentan un decaimiento en su fortaleza espiritual al sentirse olvidados”.

El editorial indicó que la trata de seres humanos no solo desfigura la dignidad de las personas que la sufren, sino que la explotación y el sometimiento que viven las convierte en objetos de usar y tirar.

“Hagamos un frente común con las autoridades y sumemos esfuerzos para contener el avance de este delito que lacera a nuestra sociedad”.