Madrid, España. A pesar de que en las elecciones del pasado domingo el Partido Popular (PP) fue el más votado y mejoró notablemente sus resultados con respecto a los comicios de hace cuatro años, en el 2019, la derecha española intenta a la desesperada negociar acuerdos, que en todo caso serán insuficientes.
Su estado sigue siendo de aturdimiento y su líder, Alberto Núñez Feijóo, sigue empeñado en presentarse a la investidura, en la que tiene garantiza una derrota inequívoca. Al mismo tiempo, desde Cataluña siguen los movimientos para abrir las negociaciones, en este caso por parte del presidente de la región, el nacionalista Pere Aragonés, que también exigió abrir ya el diálogo con el presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, para facilitar su investidura a cambio del reconocimiento de la autodeterminación y de la amnistía a los procesados por su participación en la declaración unilateral de independencia fallida del 2017.
Núñez Feijóo y su equipo más próximo intentaron abrir una mesa de negociaciones con varios partidos, incluido su principal adversario, el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), con el objetivo de sacar adelante la investidura. El PP, con 136 diputados, necesitaría 40 más para lograr ese objetivo. Y a día de hoy sólo tiene garantizados el apoyo de Unión del Pueblo Navarro (UPN) y de Coalición Canaria (CC), pero éste último puso como condición que la extrema derecha de Vox, que tiene 33 diputados, esté fuera del gobierno. Es decir, que está muy lejos de rozar siquiera la mayoría.
El líder del PP ni siquiera logró que se sentara a negociar el Partido Nacionalista Vasco (PNV), que se negó en rotundo a dialogar con una formación política que tiene acuerdos con Vox, que entre otras cosas propone la ilegalización de todos los partidos políticos que defienden la secesión del Estado español. Además de mostrarse orgullosos del legado de la dictadura de Francisco Franco, negar la violencia de género, el cambio climático y de abolir las leyes que garantizan la diversidad sexual y la igualdad.
Aún así, Núñez Feijóo pretende presentar su investidura, que se llevará a cabo aproximadamente a finales de agosto, aunque dependerá de la formación de las mesas del Congreso de los Diputados, que es una formalidad previa para el inicio de la legislatura.
Una vez presentada la investidura se abre un periodo de dos meses para que sea elegido un candidato, ya sea el propio Feijóo, que no tiene ninguna posibilidad, o el actual mandatario, el socialista Pedro Sánchez, que de momento se mantiene a la espera de ver los movimientos de su rival, de hecho ya se encuentra de vacaciones.
Sanchez necesitará los apoyos de todos los diputados nacionalistas de Cataluña, de ahí que el presidente de la autonomía, Pere Aragonés, que pronunció un importante discurso en el Parlamento catalán en el que instó a la unidad a Junts per Catalunya (JxCat), que antes era su socio en el gobierno pero con la que actualmente tiene unas relaciones muy ásperas. “Ahora tenemos una oportunidad de construir un escenario positivo, un escenario que debe abordar la resolución del conflicto político con el Estado”.
Además señaló que “nosotros hemos defendido la amnistía y la autodeterminación y por lo tanto hoy, en Cataluña, también la principal cuestión que se debe abordar con calma y discreción, pero también con toda la exigencia mutua necesaria”. E instó al presidente Sánchez a hacer una propuesta concreta para sentarse a hablar, pero siempre en la dirección de reconocer esos dos derechos.