Washington. La Reserva Federal elevó su tasa de interés de referencia el miércoles por 11ma vez en 17 meses, una serie de alzas con el objeto de frenar la inflación, pero que conllevan el riesgo de provocar una recesión.
Con el ajuste, la tasa de interés a corto plazo se elevó de 5,1% a 5,3%, el nivel más alto desde 2001. Esta medida, sumada a las anteriores, podría provocar nuevos aumentos de los costos de hipotecas, préstamos para vehículos, tarjetas de crédito y créditos empresariales.
Aunque la inflación ha caído a su nivel más bajo en dos años, el aumento del miércoles refleja la inquietud de la Fed de que la economía crece con demasiada rapidez como para reducir la inflación a la meta del 2%. La confianza del consumidor es la más alta de los últimos dos años, y los estadounidenses siguen gastando: los aviones están llenos, la gente viaja al exterior, las entradas a conciertos y cines se agotan. Y el factor crucial es que las empresas siguen creando empleos y la tasa de desempleo es casi la más baja en medio siglo.
La Fed dijo en un comunicado que la economía “ha estado creciendo a paso moderado”, algo mejor que su evaluación de junio. Es una señal de que considera que la economía está levemente más sana que el mes pasado.
Una pregunta clave a la Fed es si el aumento del miércoles será el último o si habrá otro más este año.
Algunos funcionarios del banco central temen que el aumento persistente del empleo llevará a los trabajadores a exigir aumentos salariales luego de dos años de precios elevados por la inflación. Los fuertes aumentos salariales pueden perpetuar la inflación si las empresas responden con aumentos de los precios.
La baja persistente de la inflación alienta las esperanzas de que la Fed pueda lograr un “aterrizaje suave”, en que los aumentos de las tasas enfrían la inflación sin provocar una caída de la economía en una dolorosa recesión.