Lionel Messi escribe en cada partido una película nueva. Más que un jugador de futbol, el argentino parece un productor de cine en Estados Unidos. A sus 36 años, tiene el encargo de llevar a otro nivel la MLS, una liga que carga con el prejuicio de ser casi amateur en comparación con otras en el mundo. Ante un estadio rebosante de aficionados con camisetas del Inter de Miami, el siete veces Balón de Oro jugó por primera vez de inicio como capitán de su equipo y ratificó ante el Atlanta United (4-0) que su talento no tiene fin.
A primera hora del lunes, el técnico Gerardo Martino facilitó el trabajo al director de cámaras de Apple Tv cuando anunció que Messi iba a ser titular en la segunda jornada de la Leagues Cup. Entonces el público, que esperó 54 minutos para verlo ingresar ante Cruz Azul, pudo sacarse las ganas de aplaudir a su nuevo ídolo desde la ceremonia inicial.
Con un bronceado de novela y mascando un chicle aparentemente interminable, el 10 repartió guiños y saludos a diestra y siniestra, se abrazó con sus hijos, ofreció más de una razón para que un desfile de personalidades lo acompañaran desde sus asientos y marcó dos goles como su modo preferido de mostrar grandeza. El Atlanta fue apenas un testigo de privilegio, reducido en tamaño y bailando al compás del Inter con profundos errores a la hora de defender.
En un futbol que ignora modelos de juego, Messi está llamado a ser un héroe revolucionario como lo fue Pelé en los años 70. De su pierna derecha surgieron los primeros goles del Inter en un lapso de 14 minutos. Un pase de Sergio Busquets, su cómplice y amigo en el Barcelona, lo dejó solo frente al portero Brad Guzan y a las espaldas del zaguero Juan José Purata, quien sólo vio al argentino empujar la pelota a las redes luego de un primer intento que se estrelló en el poste (8).
Tiempo después, mientras una multitud mayoritariamente latina coreaba su nombre, el argentino encontró otro momento de inspiración al lado de Robert Taylor, con quien inició y terminó la jugada del 2-0 en una triangulación que lo dejó sin marca sobre el manchón penal (22). Para un equipo que ocupa el último lugar de la Conferencia Este en la MLS, lo que ocurría en el terreno de juego era como asistir a una función donde el único requisito era dejar que el mago haga su trabajo. Inspirado por el contexto, Taylor se propuso acompañar al rosarino con una volea al ángulo que significó el tercer tanto (44).
Dirigido desde hace tres campañas por el mexicano Gonzalo Pineda, el equipo rojinegro trató de tomar caminos peligrosos para cambiar el rumbo del partido. Pero debilidad debe ser la palabra que más le gusta a Messi, porque en el segundo tiempo hizo justicia a un contragolpe en el que tres marcadores lo siguieron y dejaron solo a Taylor para su doblete (53). La combinación del artista con su nuevo socio. Sin más riesgos de por medio, Martino decidió a los 77 minutos que era momento de que el campeón albiceleste recibiera una ovación a su medida en el estadio DRV PNK.
Con la mayoría de pie, más de 21 mil personas lo despidieron fijando su vista en una misma dirección y encendiendo la luz de sus celulares. Otro final de película. Por si algo faltaba, el arquero del Inter, Drake Callender, atajó un penal a Thiago Almada luego de que Christopher McVey se fuera expulsado por una falta. Con una jornada por jugar, Miami aseguró su pase a la siguiente ronda de la Leagues Cup luego de dos victorias consecutivas.
En Houston, Santos cayó en penales 5-4 ante el Dynamo luego de igualar 2-2 en el tiempo regular. Los laguneros, producto del fallo de Raúl López, se quedaron en el último lugar del Grupo I detrás de su rival y el Orlando City, ambos clubes de la MLS.