Moscú. Mientras Rusia dejó de lanzar ayer sus llamados golpes de venganza
contra el puerto de Odesa, y centró sus ataques en 11 regiones de Ucrania, la estratégica península de Crimea –ocupada desde el punto de vista de Kiev; entidad de su Federación desde la anexión en 2014 para Moscú– recibió una lluvia de drones ucranios.
Según Serguei Aksionov, gobernante de Crimea designado por el Kremlin, la defensa antiaérea de Rusia derribó 17 drones y 11 quedaron neutralizados con recursos radioelectrónicos
, es decir, se desviaron de su ruta, aunque uno de ellos, admitió, impactó undepósito de municiones en el centro de la península y provocó varias explosiones e incendios, sin que las autoridades reconozcan víctimas.
Debido a las detonaciones, se procedió a evacuar, en un radio de 5 kilómetros, a los habitantes del distrito Krasnogvardeiski, explicó Aksionov en su canal de Telegram y añadió que, con el fin de minimizar riesgos
, se decidió suspender provisionalmente el tráfico ferroviario en la península, al tiempo que se cerró durante varias horas el puente de Kerch para el transporte.
En 24 horas, de acuerdo con el reporte diario del mando militar ucranio que resume el portal del periódico Ukrainskaya Pravda, Rusia atacó con misiles, drones, artillería, tanques, morteros y aviación 11 regiones de ese país: Kirovograd, Chernigov, Sumy, Dniepropetrovsk, Zaporiyia, Járkov, Lugansk, Donietsk, Nikolaev, Odesa y Jersón.
Al menos nueve civiles murieron, hay numerosos heridos, así como edificios de viviendas y vehículos destruidos, y un número no precisado de hectáreas de sembradío (trigo y maíz, sobre todo) en llamas.
En esta ocasión Rusia y Ucrania se acusaron de haber usado este sábado bombas de racimo, prohibidas en un centenar de países, pero no en Rusia ni Ucrania, ni tampoco Estados Unidos, que suministró a Kiev ese tipo de munición.
Consecuencias del arsenal prohibido
El ministerio de Defensa ruso informó que “a consecuencia de un ataque con bombas de racimo, en la localidad de Piatijatki, región de Zaporiyia, murió el enviado de la agencia rusa RIA Nóvosti, Rostislav Zhuravliov, y resultaron heridos el fotógrafo de esa agencia, Konstantin Mijalchevsky, el enviado del periódico Izvestia, Román Polshakov, y el camarógrafo Dimitri Shikov”.
Según un comunicado de la dependencia castrense, el vehículo de los periodistas, que se desplazaron a esa zona para preparar un reportaje sobre el uso de bombas de fragmentación por el ejército ucranio en varias localidades, sufrió un ataque con municiones de ese tipo al mediodía de ayer
.
La portavoz de la cancillería rusa, María Zajarova, prometió que los culpables de la brutal represalia contra el periodista ruso recibirán inevitablemente un merecido castigo
y dijo que quienes suministran bombas de racimo a susprotegidos en Kiev comparten también toda la responsabilidad
.
Para Zajarova, todo apunta a que el ataque contra el grupo de periodistas no fue casual
y concluyó: El régimen de Kiev mantiene su práctica de terror criminal
.
Horas más tarde, en la localidad de Druzhkovka, cerca de la ciudad de Kramatorsk en la región de Donietsk, a 23 kilómetros de la línea del frente, resultó herido el camarógrafo del canal Deutsche Welle (DW) Yevgeni Shilko, quien tuvo que ser hospitalizado. Los hechos ocurrieron durante un bombardeo ruso de un campamento de entrenamiento del ejército ucranio, cuyo mando sostiene que Rusia utilizó bombas de racimo.
Estábamos grabando a militares ucranios disparando al blanco cuando escuchamos varias detonaciones simultáneas y nos tiramos al suelo. Escuchamos más explosiones seguidas y luego vimos muchos heridos. Más tarde, el ejército ucranio confirmó la muerte de un militar y afirmó que nos atacaron con bombas de fragmentación
, contó el periodista de DW, Mathias Bölinger.