Madrid. Llegó a su fin la campaña electoral en España, así que los candidatos lo celebraron con mitines multitudinarios y con discursos triunfalistas sobre el resultado del próximo domingo, en el que está en juego la mayoría en el Congreso de los Diputados y el gobierno central. El actual presidente del gobierno y candidato del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), Pedro Sánchez, se mostró convencido de “la remontada” y de que iban a superar en votos y escaños a su principal adversario, el candidato del derechista Partido Popular (PP), Alberto Núñez Feijóo, que parte como favorito, según las encuestas.

La campaña electoral inició en realidad en enero pasado, cuando la maquinaria de todos los partidos políticos se centraron en la primera gran cita electoral del año: las municipales y autonómicas del 28 de mayo. Aquel día se eligieron los gobiernos municipales de todo el país y las administraciones autonómicas de 13 de las 17, además de las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla. Esa noche fue una catástrofe para la izquierda, tanto para el PSOE como para Unidas Podemos (UP), que perdieron la mayoría de su poder territorial y se consumó uno de los descalabros más contundentes para un partido en el gobierno.

Al día siguiente, es decir el 29 de mayo, el presidente Sánchez compareció desde el palacio de La Moncloa para leer una declaración institucional en la que anunció la disolución de las Cortes y el adelante electoral para las generales, una prerrogativa que únicamente tiene él como mandatario. La fecha elegida fue el 23 de julio, en pleno periodo estival y menos de dos meses después de aquella debacle.

Así que las encuestas y la propia realidad electoral, reflejada en los comicios del 28 de mayo, auguraron una victoria aplastante del PP, pero a lo largo de la campaña la distancia entre los dos principales partidos se ha ido reduciendo, hasta el punto de que ambos están convencidos de una victoria contundente este domingo. Quizá el PP con más convecimiento y justificación, una vez que todos los sondeos le sitúan muy por encima del PSOE, entre cuatro y ocho puntos porcentuales más.

Y así llegaron los partidos al último día de campaña, con las caravanas de los aspirantes ya bajo mínimos de energía. Pero aún así se mostraron eufóricos y triunfalistas en sus últimos mitines electorales. Pedro Sánchez eligió Getafe, uno de los últimos reductos de la izquierda en la Comunidad de Madrid, donde se rodeó de centenares de personas que le animaron a seguir luchando por “la remontada”.

Y explicó: “Aspiro a ganar las elecciones, a gobernar en coalición con el partido de Yolanda Díaz (Sumar) y a tener una mayoría parlamentaria lo suficientemente amplia para que cuando el Consejo de Ministros apruebe las leyes tengamos que negociar en el Parlamento, pero no con 15 partidos como hemos tenido que hacer como consecuencia de la fragmentación parlamentaria”.

Antes, en una entrevista televisiva, Sánchez aseguró que si gobierno los próximos cuatro años en ningún caso se celebrará un referendo de independencia en el País Vasco y Cataluña, como le exigen sus potenciales socios independentistas, EH-Bildu y Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), a los que les espetó que “el independentismo es una ideología caduca, desde el punto de vista político y de eficacia a la hora de poder resolver los graves y comunes problemas que tiene la humanidad”.

El favorito a ganar los comicios, Núñez Feijóo, cerró su campaña en su tierra natal, en Galicia, en A Coruña, si bien ayer presidió uno de los mitines más multitudinarios de la campaña en Madrid. Feijóo insistió en estar convencido de lograr “una mayoría suficiente para gobernar sin ataduras”, al insistir en sus reticencias de formar alianzas con la extrema derecha de Vox, con la que ya gobierna en varias autonomías, como Valencia, Extremadura y Castilla y León.

La candidata de Sumar, Yolanda Díaz, cerró su campaña en el simbólico parque Tierno Galván de Madrid, donde en las últimas contiendas electorales el entonces Podemos y después UP han celebrado algunos de sus actos más importantes. Ahora Díaz lidera la coalición de hasta 15 partidos políticos, en la que se diluyó el propio Podemos después de varios años en decadencia y perdiendo electores a malsalva. Díaz insistió en que “seremos la llave de la gobernabilidad” de España y se mostró convencida de lograr los escaños suficientes para arrebatarle la mayoría a la derecha.

En las antípodas ideológicas, los de la extrema derecha de Vox cerraron su campaña en una plaza habitual de sus actos, el monumento a Colón de Madrid, en pleno centro de la ciudad. Ahí su líder, Santiago Abascal, se mostró convencido de que le darían “la vuelta” a las encuestas y superarán sus registros de hace cuatro años, cuando obtuvieron más de tres millones de votos y lograron 52 diputados.

Este domingo habrá dos grandes disputas que determinarán el futuro gobierno del país. La lucha por la primera y la segunda plaza, en la que incluso el PSOE logrando menos votos y menos escaños podría vivir esa noche como “una dulce derrota” si el bloque de la derecha no suma mayoría absoluta, con lo que aún siendo el PP la primera fuerza, el resultado sería para ellos una “amarga victoria”. De ahí la vital importancia de la pugna entre Vox y Sumar por la tercera y la cuarta plaza, que está más abierta que nunca.