Las autoridades en Pensilvania recurrieron el lunes a 100 personas, drones y perros rastreadores en la búsqueda de dos niños desaparecidos cuando el vehículo de su familia fue arrastrado por una inundación súbita que azotó la costa este de Estados Unidos el fin de semana. Otras partes del país soportaron temperaturas peligrosamente elevadas y contaminación severa del aire debido a incendios forestales en Canadá.
En el este de Pensilvania, las autoridades describieron la búsqueda de Matilda Sheils, de 2 años, y su hermano Conrad Sheils, de nueve meses, como una “tarea masiva” a lo largo de un arroyo que desemboca en el río Delaware. Los niños pertenecen a una familia de Charleston, Carolina del Sur, que visitaba a amigos y familiares y que el sábado se vio atrapada en una inundación repentina.
El padre de los niños, Jim Sheils, agarró a su hijo de cuatro años, mientras que la madre, Katie Seley, y una abuela, tomaron a los otros menores, dijo el jefe de bomberos del municipio de Upper Makefield, Tim Brewer. Sheils y su hijo pudieron ponerse a salvo, pero Seley y la abuela fueron arrastradas por el torrente.
La abuela sobrevivió, pero Seley, de 32 años, fue una de las cinco personas que murieron a causa de las inundaciones.
“Una pared de agua les llegó; ellos no fueron hacia el agua”, dijo Brewer sobre la familia Sheils.
Scott Ellis, tío de los niños desaparecidos, dijo que la familia está “completamente devastada”.
Monseñor Michael Picard de la iglesia católica de San Andrés, de la que los familiares son feligreses, dijo que habló con los abuelos el domingo.
“Sin importar el tiempo que he estado haciendo esto —una y otra vez, muchos, muchos años_, uno se sigue sintiendo impotente y sin palabras para reconfortar a la gente", comentó. “Así que uno simplemente ora con ellos por unos minutos”.
Las inundaciones repentinas en Pensilvania también cobraron las vidas de Enzo Depiero, de 78 años, y Linda Depiero, de 74, de Newtown; Yuko Love, de 64 años, también de Newtown; y Susan Barnhart, de 53 años y residente de Titusville, Nueva Jersey, informó la forense del condado Bucks, Meredith Buck.
Los comisionados del condado firmaron una declaratoria de emergencia en respuesta a las inundaciones.
Otras partes del noreste comenzaron a secarse el lunes después de que las fuertes lluvias del fin de semana causaron inundaciones repentinas en partes de Nueva Hampshire, Massachusetts, Connecticut, Nueva York y Nueva Jersey. El gobernador de Nueva Jersey, Phil Murphy, declaró un estado de emergencia el domingo.
La agencia de Vermont para el Manejo de Emergencias reportó que los equipos de rescate en aguas rápidas llevaron a cabo otros seis rescates durante la noche. La agencia también monitorea zonas en riesgo de deslaves.
Se pronostican más lluvias para este martes.
En tanto, grandes franjas del norte del país despertaron con calidad insalubre del aire el lunes en la mañana o la experimentaban a media tarde, según el mapa de humo e incendios del portal AirNow.gov de la Agencia de Protección Ambiental.
La contaminación de partículas finas debido al humo de los incendios forestales en Canadá está provocando un índice de calidad del aire de zona roja, lo que significa que es insalubre para todos. Las partículas son lo suficientemente pequeñas para adentrarse en los pulmones y causar problemas a corto plazo como tos e irritación en los ojos, y a largo plazo pueden afectar los pulmones y el corazón.
El lunes por la tarde, ciudades y regiones que alcanzaron ese punto en la calidad del aire incluían a Lincoln, Nebraska; Peoria, Illinois; Fort Wayne, Indiana; Cleveland y Columbus, en Ohio; Huntsville, Alabama; Knoxville y Chattanooga, en Tenesí; Greensboro, Carolina del Norte; Pittsburgh, Pensilvania; y Syracuse y Utica, en Nueva York.
Grupos sensibles, entre ellos personas con enfermedades cardíacas o pulmonares, ancianos, niños y mujeres embarazadas, deberían sopesar la posibilidad de permanecer en casa, según los avisos públicos.
En tanto, las temperaturas en Phoenix alcanzaron los 43.3 grados Celsius el lunes poco después de las 12:30 del día, con lo que la ciudad llegó a 18 días consecutivos con temperaturas de 43 grados o mayores, empatando un récord que se prevé se supere el martes.
El Valle de la Muerte, que se extiende por la parte central de los límites entre California y Nevada, alcanzó los 53.3 grados el domingo, según el Servicio Meteorológico Nacional.