Madrid. Empieza la cuenta atrás para las elecciones generales y en cumplimiento de la ley electoral también es el último día en el que se pueden difundir sondeos de intención de votos. Y así fue, con unos resultados casi idénticos en las encuestas privadas y realizadas para medios de comunicación de distintas orientaciones ideológicas, que vaticinaron el triunfo para el bloque de la derecha, con la excepción del ente público Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), que insiste en predecir un triunfo inequívoco del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) en más de un punto y medio del Partido Popular (PP) y que obtendría la mayoría absoluta con los votos de la coalición de izquierdas Sumar. El resultado está abierto, más que nunca, con lo que los candidatos intensificaron sus actividades en mitines y actos proselitistas.
El CIS, que en el pasado gozó de un prestigio inequívoco, que era un referente incuestionable en sondeos electorales y en la mejor forma de medir la temperatura del descontento (o beneplácito) social con el gobierno, vive un momento peculiar. Desde que asumió la dirección el militante y dirigente socialista José Félix Tezanos se ha convertido en objeto de las críticas de la derecha por sus encuestas casi siempre orientadas hacia los intereses de su propio partido y del gobierno. Un sesgo que además se confirma en sus equivocaciones recurrentes de los últimos sondeos de jornadas electorales, en las que casi siempre erró y siempre lo hizo favoreciendo a su partido político.
En cualquier caso el CIS es un ente público que más recursos públicos y humanos tiene de cualquier empresa de estudios demoscópicos, de ahí que sus predicciones siempre sean un cuestión a tomar en cuenta. Y en el último día para publicar sondeos electorales antes de la crucial cita electoral del domingo, el CIS volvió a situar como ganador indiscutible de la jornada al PSOE, que obtendría un 32.2 por ciento de los votos, frente al 30.8 por ciento del derechista Partido Popular. Además sitúa como tercera fuerza a Sumar, con el 14.9 por ciento y muy por detrás a la extrema derecha de Vox, con el 11.8. Es decir, que el bloque de la izquierda sumaría un 47.1 por ciento mientras que el bloque de la derecha se quedaría en el 42.6.
Si el resultado electoral que vaticina el CIS se cumpliera, estaría garantizada la reelección de la coalición del bloque progresista y ni siquiera tendrían que buscar apoyos en otros partidos afines, como los de la izquierda separatista vasca y catalana, es decir en Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) y EH-Bildu, que en las últimos años han sido cruciales para sacar adelante reformas legislativos fundamentales para el gobierno y para aprobar los presupuestos generales del Estado.
En el mismo sondeo del CIS también se preguntó sobre la valoración de los líderes políticos, en la que el candidato socialista y todavía presidente del gobierno, Pedro Sánchez, es el preferido con un 30.7 por ciento de apoyo, frente al 28 al que le gustaría que gobernara el líder del Partido Popular (PP), Alberto Núñez Feijóo.
Sin embargo, la encuesta del CIS coincidió con la difusión de hasta siete encuestas distintas, elaboradas para medios de comunicación de diversa ideología y que coinciden en lo esencial: que el bloque de la derecha ganará, que el PP obtendría la mayoría absoluta junto con la extrema derecha de Vox, y que el PSOE y su candidato están sufriendo un fuerte desgaste electoral desde el debate electoral del pasado 10 de julio, en el que el presidente Sánchez fue el gran derrotado de la noche.
Para explicar la enorme diferencia entre las conclusiones de las encuestas privadas con las del CIS, el propio presidente Sánchez explicó que “las otras encuestas intentan manipular a la opinión pública para desalentar el voto de la izquierda”, pero que él ve claro el “triunfo de la izquierda, que luchará por mantener los derechos alcanzados en esta legislatura”. El domingo se verá.