Chilpancingo, Gro. Salvador Rangel Mendoza, ex obispo de la diócesis de Chilpancingo-Chilapa, culpó al ex gobernador priísta Héctor Astudillo y a las actuales administraciones morenistas estatal y municipal, encabezadas por Evelyn Salgado y Norma Otilia Hernández, respectivamente, por la violencia en la zona centro de Guerrero, ya que “ellos permitieron la entrada del grupo de la sierra Los Tlacos, que desplazaron a los de Chichihualco, es decir, al cártel del Sur, el cual más o menos mantuvo controlada la capital hasta hace tres años”.
En entrevista, Rangel Mendoza afirmó que los miles de inconformes que entraron a Chilpancingo el lunes pasado no fueron guardias comunitarios. Tal vez vinieron algunos, pero también entró pueblo ordinario que está cansado de los incumplimientos del gobierno y tenía un pliego petitorio
.
Advirtió a las autoridades que así como se levantó la gente ese día, a quien nadie obligó ni les pagó; así se pueden levantar en otras partes de la entidad si el gobierno no pone atención
.
El ex obispo propuso escuchar al pueblo y dialogar con todos los grupos delincuenciales; incluso, aseguró que cuando estaba al frente de la diócesis platicó en varias ocasiones con el cabecilla del cártel del Sur, Isaac Navarrete Solís, El señor de la I, y con Celso Ortega Jiménez, La Vela, líder de Los Ardillos.
Explicó que en junio de 2020, cuando Los Tlacos quemaron los pueblos de Iyotla, El Naranjo y Tepozonalco, del municipio de Leonardo Bravo (cuya cabecera es Chichihualco), que era la base del cártel del Sur, “hubo chance” de que se metiera dicho grupo y la situación cambió.
Consideró que los desmanes que hay en Chilpancingo desde hace tres años se deben a la presencia de esta organización criminal , “ya sea (provocada) por los señores de arriba o directamente por sus lugartenientes conocidos como El Marras, que por violento lo quitaron, y ahorita está El Etiem.
“Desgraciadamente, desde que estuvo Florencio Salazar (en la Secretaría de Gobierno), con Astudillo Flores los dejaron entrar, y al comenzar la administración morenista de Evelyn Salgado y de la alcaldesa (de Chilpancingo), Norma Otilia Hernández, continuaron esos señores (Los Tlacos)”, refirió.
Aseguró que además de una reunión que la presidenta municipal sostuvo con Celso Ortega, cabecilla de Los Ardillos, “hay otro video, y fotografías, donde ella va a Tlacotepec y participa en el pendón (feria) junto con El Necho (Onésimo Marquina Chapa), el narcotraficante de allá (líder de Los Tlacos)”.
Salvador Rangel subrayó que esta relación de Chilpancingo con Tlacotepec es lo que está provocando que en la capital haya problemas
, por lo que planteó como posible solución a la violencia que impera en Chilpancingo que la edil morenista de la capital “se desligue de Los Tlacos”.
El lunes pasado unos 5 mil pobladores de los municipios de Quechultenango, Mochitlán, José Joaquín de Herrera y Chilpancingo bloquearon vialidades, replegaron a más de 500 elementos de distintas corporaciones de seguridad, se llevaron un automóvil blindado de la policía y privaron de la libertad a 10 uniformados y tres funcionarios.
De acuerdo con las autoridades los inconformes eran base social
del grupo delincuencial Los Ardillos, que exigían la libertad de Jesús Echeverría Peñafiel, El Topo, dirigente de transportistas del poblado de Colotlipa, quien fue detenido en posesión de armas y drogas. Los manifestantes también demandaron obras, entre ellas, caminos para sus pueblos.
Rangel Mendoza comentó que a raíz de ese acontecimiento el Comité de Seguridad estatal llegó a la conclusión que lo que se pretendía era desestabilizar al gobierno; pero yo digo que no, porque ya está desestabilizado
, subrayó.