Madrid. El presidente de Chile, Gabriel Boric, presidió en la Casa de América de Madrid un sentido homenaje a la memoria de Salvador Allende, que el próximo 11 de septiembre se cumplirán el cincuenta aniversario de su muerte. En un acto en el que estuvo rodeado de representantes de la izquierda española, como el ex presidente José Luis Rodríguez Zapatero, la ex alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, o el cantautor Joan Manuel Serrat, Boric alertó del “auge de los extremismos” en América Latina y en Europa, que “amenazas derechos y libertades”.
Boric está en Madrid en su primera visita ofiical como presidente de Chile, que además coincide en un momento de enorme efervecencia política en España, que el próximo 23 de julio afrontará unas cruciales elecciones generales en las que está en riesgo la continuidad de la actual coalición porgresista formada por el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y el desaparecido Unidas Podemos (UP), que actualmente se integró en la coalición de izquierdas Sumar.
En el acto de Casa de América, Boric mantuvo un diálogo con Joan Manuel Serrat, quien relató, entre otras cosas, algunas de las anéctodas que vivió a lo largo de su carrera en las que fue testigo de las atrocidades que se cometieron en las dictaduras del Cono Sur, tanto la del Chile de Augusto Pinochet como en la de las Juntas Militares de Argentina. Porque el acto pretendía sobre todo homenajear a la figura de Allende, que hasta la fecha, 50 años después de su muerte, sigue siendo un referente indiscutible para las formaciones de izquierda.
Boric recordó por tanto los más de tres mil asesinados y desaparecidos por el régimen de Pinochet. Boric se refirió a la figura de una de las víctimas de la dictadura, Lumi Videla, “una de las personas que no está acá, pero debería estar”, y explicó que se calcula que la dictadura chilena provocó más de 40 mil víctimas, entre ellas más de tres mil asesinados y desparecidos. “La dictadura es una herida muy fuerte porque seguimos buscando a nuestros desaparecidos. Lumi Videla fue asesinada brutalmente, arrojada como un trapo a la Embajada de Italia en Chile, militante de un mundo distinto. Pero también uno escucha las palabras de Gioconda, de Zapatero, y remueven lo más profundo y hace que digamos con mucha fuerza que no olvidamos y que tiene sentido seguir luchando”.
Al referirse a la figura de Allende, Boric explicó que fue ante todo un “demócrata que luchó por la profundización de la democracia e insistió en la convicción chilena de la revolución con sabor a empanada y vino tinto, en la vía pacifica. Porque hay que recordar las palabras de Miguel Hernández: Para la libertad, sangramos, luchamos, pervivimos y la de la dictadura es una herida muy fuerte porque seguimos buscando a nuestros desaparecidos”.
Boric también alertó de los nuevos fascismos en auge en Europa y América Latina, que están representados por formaciones de extrema derecha con un lenguaje nuevo pero que siguen defendiendo las mismas ideas de exterminio y destrucción. “Hoy hay quienes proponen, como solución a los problemas del presente, limitar las libertades, arrebatar los derechos de otros, censurar, negar. Arrebatar los derechos de mujeres, disidencias, migrantes, personas mayores o trabajadores. Y eso es una amenaza cada vez más presente tanto en Europa, como en América Latina”, afirmó.
Durante el acto el cantante Joan Manuel Serrat y el ex juez Baltasar Garzón recibieron la medalla de conmemoración de los 50 años del golpe de Estado en Chile de manos de Gabriel Boric “por su compromiso y defensa de los derechos humanos”.