Madrid. El tenor mexicano Javier Camarena, quizás uno de los cantantes de ópera más queridos y populares del público madrileño, dio un emotivo recital en el Teatro Real, en el que intercaló arias de su tradicional repertorio belcantista, zarzuelas, tangos, boleros y rancheras.
Fue una noche mágica, que se convirtió en una serenata, ya que su concierto fue transmitido diferido en la plaza trasera de la ópera madrileña, con un público entregado a su versión de Granada, de Agustín Lara, y de El rey, de José Alfredo Jiménez.
Javier Camarena tiene una conexión especial con el público madrileño. Es el único tenor en la historia de este prestigioso teatro musical en haber hecho dos bises, en dos papeles distintos: Tonio de La hija del regimiento, en el aria de Ah! mes amis y su concatenación de dos de pecho, y Nemorino, de L’elisir d’amore, con La furtiva lágrima.
En estos papeles levantó al público de sus asientos y confirmó su idilio con él en sus interpretaciones anteriores, como ya había ocurrido con La favorite y Lucia di Lammermoor, de Gaetano Donizetti, y I puritani, de Bellini.
De ahí que cada vez que Camarena actúa en Madrid se vive como un acontecimiento musical. Sólo que en esta ocasión, al coincidir con la Semana de la Ópera, el recital se convirtió además en verbena popular, y la serenata con mariachis como broche de oro.
En más de dos horas, Camarena intercaló arias de su repertorio con fragmentos de zarzuela, boleros, tangos y rancheras. Empezó el recital con Taylor nel mio delirio, de la ópera Maria di Rudenz, de Donizetti, para después interpretar Oronte en I Lombardi, de Verdi.
Terminó la primera parte, la más operística, con dos versiones muy personales y bellas de arias de Massenet: la canción de Ossián de Werther, y Des Grieux, en el aria de San Sulpicio, de Manon.
La segunda parte del recital fue más popular, quizá para hacer un guiño al público que ya se congregaba en la plaza contigua al Teatro Real, en una retransmisión diferida del concierto. Empezó con dos fragmentos de zarzuelas populares, Luisa Fernanda y La tabernera del puerto, para pasar, poco a poco, a ritmos más festivos y populares hasta culminar en la serenata, con mariachis y micrófono en mano. Comenzó con un tango y un bolero, El día que me quieras y Enamorada; después, ofreció una versión sublime de Granada, de Agustín Lara, con un toque muy español.
En ese momento entraron los mariachis al escenario y la noche de Camarena devino emocionante serenata para el público madrileño, en la que interpretó canciones tan conocidas y queridas como La malagueña, El rey y Contigo en la distancia.
Camarena estuvo acompañado por la orquesta sinfónica de Granada, con el director mexicano Iván López Reynoso a la batuta.