Nueva York. El secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Antonio Guterres, denunció el “fracaso” de un sistema financiero internacional que permite que 3 mil 300 millones de personas vivan en países donde los gobiernos gastan más en el pago de intereses de su deuda externa que en educación o salud.
De acuerdo con el informe de la ONU “Un mundo de deudas”, la deuda pública mundial alcanzó la cifra récord de 92 billones de dólares en 2022, debido al endeudamiento de los gobiernos para hacer frente a crisis como la pandemia de covid-19, y son los países en desarrollo son los que más están sufriendo la carga.
“La mitad de nuestro mundo se hunde hacia un desastre del desarrollo, alimentado por la aplastante crisis de la deuda”, deploró Guterres al presentar el informe sobre el estado de la deuda en el mundo.
“Unas 3 mil 300 millones de personas, cerca de la mitad de la población (mundial), viven en países que gastan más en el pago de intereses de su deuda que en educación o salud”, recordó.
Sin embargo, estas deudas insostenibles están concentradas en países pobres y “no están consideradas como un riesgo sistémico para el sistema financiero mundial”. “Es un espejismo, 3 mil 300 millones de personas son más que un riesgo sistémico. Son un fracaso sistémico”, sostuvo.
De acuerdo con el informe “Un mundo de deudas”, el total de la deuda pública mundial se elevó en 2022 a 92 billones de dólares, 5 veces más que en el año 2000, cuando fue de 17 billones.
Los países en desarrollo deben casi 30 por ciento de la deuda pública mundial, de la que 70 por ciento corresponde a China, India y Brasil. Cincuenta y nueve países en desarrollo se enfrentan a un nivel de deuda con relación al producto interno bruto (PIB) superior a 60 por ciento, y que aumenta más rápido porque los intereses que pagan son cada vez más altos.
Además, la arquitectura financiera internacional hace que el acceso de los países en desarrollo a la financiación sea inadecuado y caro, señaló el informe de la ONU.
En 2010, los acreedores privados representaban 47 por ciento de la deuda externa de los países en desarrollo, pero en 2021 ese porcentaje se elevó a 62 por ciento.
En África, la participación de los acreedores creció de 30 por ciento en 2010 a 44 por ciento en 2021, mientras que América Latina tiene la mayor proporción de acreedores privados en posesión de deuda pública externa de todas las regiones, con 74 por ciento.
Del total, 52 países –cerca de 40 por ciento del mundo en desarrollo– “tienen importantes problemas de deuda”, recordó Antonio Guterres, quien ha reclamado sin éxito una reforma de las instituciones financieras internacionales. “Es un resultado de la desigualdad intrínseca de un sistema financiero mundial obsoleto, que refleja las dinámicas coloniales de la época en que se creó”, sostuvo.
El informe fue publicado previo a la reunión de ministros de finanzas y gobernadores de bancos centrales del G20, que se celebrará del 14 al 18 de julio.
El informe planteó que los prestamistas multilaterales deberían ampliar su financiación, con medidas como la suspensión temporal de los recargos del Fondo Monetario Internacional –comisiones que se cobran a los prestatarios que usan regularmente sus líneas de crédito– y un mayor acceso a la financiación para los países con problemas de deuda, así como un mecanismo de renegociación de la deuda, dijeron los autores del informe, sin dar más detalles sobre cómo debería funcionar ese mecanismo.