Ciudad de México. Con un colorido desfile de personas caracterizadas de animales, la emisión de siete medallas conmemorativas del Banco de México, un boleto especial del Metro, billetes de lotería, un timbre postal y una cápsula del tiempo, el gobierno de la ciudad de México celebró este jueves el centenario del Zoológico de Chapultepec Alfonso Luis Herrera.
El jefe de Gobierno, Martí Batres, aseguró que este espacio por donde transitan al año cinco millones de visitantes -el punto de mayor interés en el Bosque de Chapultepec-, se ha transformado de ser un espacio de acceso al conocimiento de las diversas especies del mundo animal a un centro de conservación de la vida silvestre y por lo tanto, de la biodiversidad.
En una ceremonia frente al área de pingüinos, donde se entregaron reconocimientos al personal con más de 50 años de antigüedad, dijo que el zoológico es reflejo de la ciencia y espacio para desahogar la avidez de conocimiento, pero también un lugar de cultura general y un medio para experiencias placenteras.
A su vez, la secretaria de Medio Ambiente, Marina Robles, destacó que los zoológicos son responsables de haber sacado de condiciones de peligro de extinción al 25 por ciento de las especies que se encontraban en esa condición.
El director nacional de Zoológicos y Conservación de la Fauna Silvestre, Fernando Gual, señaló que se sembrará una cápsula del tiempo con diversos elementos emblemáticos, entre ellos cartas escritas por diferentes personalidades de la ciudad, trabajadores y niños, así como una pluma de cóndor de California, una muda de pelo de los bisontes -los primeros animales en llegar al zoológico-, pelo de la panda gigante Xin Xin, un libro de la vida y obra de Alfonso Luis Herrera, y una memoria digital de fotos y videos del lugar.
En conmemoración de los cien años del Zoológico, las autoridades también develaron una placa y una escultura de su fundador, el biólogo Alfonso Luis Herrera, quien, a decir del investigador emérito de la UNAM, Antonio Lazcano Araujo, tenía una confianza ciega en el valor de la ciencia y veía la teoría de la evolución como un sinónimo de progreso.
“Tenía una visión extraordinaria sobre el valor de las ciencias de la vida y la preservación de la diversidad biológica (…) y llegó a la conclusión de que la biología era una disciplina con carácter propio, que iba más allá de lo que se conocía como historia natural”, expresó.