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Reducen percances en el AICM con esquema triple de seguridad

03 de julio de 2023 06:25

Ciudad de México. En el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM), decenas de personas están a cargo, segundo a segundo, de monitorear los pasillos exteriores e interiores, las zonas y bandas de traslado de equipaje, los puntos de acceso y las revisiones que se realizan a los pasajeros en maletas y bolsos de mano. Desde hace casi un año ese personal especializado constituye un área de supervisión para todo y para todos los que transitan o laboran en la terminal aérea.

Los monitoristas pueden seguir cada paso que da un viajero que llamó por alguna causa su atención, o también el tránsito de una maleta desde que se deposita en los mostradores y hasta llegar a las aeronaves o viceversa.

Un área similar opera en cada terminal. A sus espacios sólo pueden acceder los monitoristas y tres supervisores, uno de ellos es un marino especializado en la labor, uno más que forma parte de la compañía que los contrató y otro restante a una empresa de seguridad privada que también tiene la encomienda de vigilar el trabajo. Forman un esquema triple de seguridad.

Ellos se encargan de las alertas inmediatas, son aquellos casos en los que se requiere y se puede seguir un incidente en tiempo real y precisa revisar las grabaciones más recientes y próximas.

Pero, hay, además, otro grupo especial, denominado monitoreo forense. Sus integrantes se encargan de situaciones que requieren mayor tiempo y pueden seguir cuadro por cuadro las grabaciones hasta ubicar, por ejemplo, a un sospechoso, un equipaje “raro”, alguna incidencia con mayor tiempo y revisión de grabaciones.

Para ingresar a sus áreas, se despojan de toda pertenencia. Así, los teléfonos celulares que hay en ese espacio solo son aquellos que poseen los supervisores, y únicamente están registrados los números de los directivos encargados de seguridad del AICM, para el envío de mensajes y advertir de las incidencias mayores.

Los grupos de videovigilancia trabajan 24-7. Además de todo lo que ocurre en áreas públicas o bandas de traslado de equipaje, se graban las acciones de revisión en áreas de seguridad interna, con la apertura de las maletas consideradas como probable riesgo a la seguridad de la terminal o las aeronaves.

Los monitoristas alertan sobre objetos prohibidos que pudieron burlar lo escáneres de acceso. Cada equipaje que se abre se coloca en una mesa dedicada a la revisión minuciosa y hay tres testigos de ello: un marino, un policía de seguridad privada y un representante de la aerolínea relacionada con el manejo de una maleta.

De ese modo, todo queda grabado. Si hay objetos prohibidos, se retiran de la maleta y dentro de esta se deja constancia por escrito y una cédula que explica los objetos que fueron extraídos. El cintillo que se colocó originalmente por la aerolínea, es sustituido, se distingue y asegura que nadie más pueda abrir ese equipaje. Pero hay otros objetos como dinero no declarado o droga se procede a identificar y ubicar al propietario.

Los procedimientos se han ido perfeccionando. Nadie que no tenga una tarjeta de ingreso autorizada puede acceder a esos puntos. Todos los pasillos, bandas y zonas de traslado de pasajeros son vigilados, ello permite además disminuir el robo de equipaje en 80 por ciento, y en cuatro meses no se ha reportado el robo de algún equipaje. El último año ya han sido despedidos y sancionados 550 empleados de la terminal, de corporaciones de seguridad privada o de aerolíneas por sustraer el contenido de las maletas.

De acuerdo siempre con las autoridades, se ha abatido el traslado ilegal de migrantes por pasillos en los que se llegó a ubicar a empleados aeroportuarios o del Instituto Nacional de Migración (INM) que movilizaba individuos o grupos de extranjeros, para que no fueran detectados o interceptados. Para ello les evitaban el paso por la Aduana o por los puntos de revisión migratoria. De todo el esquema de vigilancia se encarga el capitán Hugo Daniel Fierro, subdirector de Seguridad.


Migración en el AICM

Los ilícitos relacionados con migración ilegal “se han reducido mucho. Son cosas que no se pueden evitar, se pueden combatir y más o menos manejar números cada vez menores, aunque se trata de un gran negocio y es delincuencia organizada.

“Hay inmigrantes ilegales que viajan de Centro América o Sudamérica que ya traen consigo cuando se les detiene un amparo de un juez mexicano; alguien les entrega aquí el documento.


“Antes había puertas de simulación por donde sacarlos y a los viajeros los estaban esperando un taxi. O los agentes de migración desde que bajaban del avión y cuando ya afuera salían del gusano ya había uno agente que traía un distintivo, y los extranjeros decían: ‘con ese me voy’. Ya sabían, eso lo detectamos, y ya hay mucho control.

“En lo que se ha trabajado también es que las líneas áreas se hagan responsables, porque debe revisar que quien aborda esté en regla.

“Aquí estamos negociando que las aerolíneas se hagan cargo de darles de comer y regresarlo. Buscamos que la sala de los no aceptados también vaya por cuenta de ellos como en otros países.

“Nosotros, como autoridades nacionales, tenemos que hacer un trabajo inmediato como hablar a las embajadas o consulados porque es muy compleja la situación de inmigración. Aquí no tenemos una cárcel, es una sala con cama, sillones y televisión, de la que no pueden salir, no porque estén presos, sino porque no están de manera legal en el país, y hasta que se defina la situación o la compañía que lo trajo lo retorne se concluye el trabajo de las autoridades.

“Cada vez tenemos más cámaras en esa zona, más personal, porque es complicado, no pertenece a Marina sino a Migración, pero se requiere más gente. Hay resistencias lógicas porque ha habido tráfico de personas desde hace muchos años, pero consideramos que esa situación ya está controlada”, afirmó el Almirante Carlos Velázquez Tiscareño, director del AICM.



Hay gente que se la juega

Las autoridades aeroportuarias refieren que “una vez que los migrantes ilegales ponen un pie fuera de la zona federal, se acabó. Ya no es nuestra responsabilidad su retención”.

Narran que desde que está la Semar a cargo de la administración del aeropuerto capitalino han ocurrido muchas historias, como una de ellas fue la de una mujer que arribó al AICM, viajaba con un hijo de cuatro años. Fue detectada y al ver que iba a ser retenida por estar ilegalmente en el país, corrió hacia una escalera eléctrica, soltó a su hijo y se lanzó al vacío. Ella fue conducida al hospital. Tardó en sanar, pero se salvó. Las autoridades le otorgaron internación humanitaria, pero fue “por el niño, no por ella”.

Otra ocasión, un migrante que se encontraba retenido en Migración, trató de llegar fuera de las instalaciones. Para ello utilizó el sistema de ventilación. Subió a un conducto, pero no logró su objetivo.



Los olvidados en el AICM

Diariamente en las terminales 1 y 2 del AICM se reportan alrededor de 200 objetos olvidados o abandonados. Son tantas las cosas, que los grandes anaqueles destinados a mantenerlas bajo resguardo son insuficientes.

Los pasajeros no solo se deshacen o extravían cosas como maletas enteras con ropa, alhajas, dinero, equipos de cómputo. También hay urnas funerarias con cenizas que no pudieron ser transportadas, prótesis dentales, aparatos ortopédicos, plantas de soldar, escaleras de aluminio, juguetes, equipo de protección personal como cascos o guantes y zapatos de todo tipo, hasta navajas. Las armas de fuego, son entregadas a la secretarías de la Defensa Nacional o a la Semar para su destrucción .

Las estadísticas aeroportuarias refieren que solo el uno por ciento de los usuarios solicitan la devolución de sus bienes. Por lo que en esa área se resguardan por dos meses y luego son trasladadas a una bodega mayor donde permanecen por un periodo igual, y posteriormente pueden ser reutilizados por personas de escasos recursos o que viven en albergues, a través de las alcaldías de la Ciudad de México para su donación.

“¡Tenemos bodegas grandísimas!, llenas de maletas, licores, joyas, perfumes, ropa, ¡cosas que no te puedes imaginar!, refirió el Capitán Hugo Daniel Fierro.

Entre las anécdotas que narran los empleados encargados de la Unidad de Objetos Olvidados, como se llama oficialmente este espacio, cuentan que una mujer que quería viajar con una urna funeraria y se lo impidieron en los puntos de acceso por no contar con los permisos sanitarios correspondientes, tampoco quiso que se resguardaran en el área de objetos olvidados. Entonces ella entró al sanitario, vació en el retrete las cenizas y tiró la urna a un bote de basura. Luego, ingresó a las salas de última espera.

Hasta en esos procedimiento de donación la Semar descubrió que se hacía negocio: actualmente hay un seguimiento completo en el que todo se registra en un bitácora y se sabe exactamente cuál es el el destino final de las prendas u objetos. Pero hubo casos en los que hasta presidentes municipales solicitaban la donación de los objetos y armaba su tianguis.

Los pasajeros pueden recuperar sus pertenencias mostrando su credencial de elector, acreditar el vuelo en que viajaron y dando referencia de lo que contenían sus equipajes.

La videovigilancia también ha servido para localizar y entregar dinero a quienes lo extravían dentro de la terminal área. Los registros del AICM señalan que del primero al 31 de mayo de este año se han recuperado 88 mil 416 pesos y 4 mil 992 dólares, de ellos, se han devuelto a sus propietarios 37 mil 21 pesos y mil 100 dólares.



Cementerio de aviones

Todos los aeropuertos del mundo tienen una zona convertida en cementerio de aeronaves. En el caso del AICM la gran mayoría de estos —decenas— tienen algún asunto legal en curso por haber sido decomisados al ser utilizados para trasladar droga, o bien fueron asegurados por deudas con la Secretaría de Hacienda.

“El compromiso era que en abril no hubiera ninguno, pero no se puede porque te lo prohíben muchas cosas. Pero ya los ofrecimos a escuelas y ayuntamientos que quieran alguno en donación.

“Para bibliotecas, ornato, lo que quieran. Ya han venido algunas autoridades a preguntar, pero, el problema es que vienen y te dicen ‘¿qué hay que hacer?’. Lo quieres, te lo llevas, pero como requieren recursos para el traslado… pues, seguimos esperando quién quiera, porque hay que desarmarlos, por lo menos quitarles las alas y contratar una compañía de transporte que cuente con una cama baja y resuelva la problemática con los gobiernos y autoridades por donde se va a transitar”. Mientras el cementerio se puede observar desde lo que era el Bordo de Xochiaca, en los límites del estado de México y la capital del país.

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