Desde la plaza pública más importante del país, el Zócalo capitalino, el presidente Andrés Manuel López Obrador envió un claro mensaje a la oposición: que está no podrá vencer al movimiento de la Cuarta Transformación si mantienen su visión de gobernar sólo para una minoría y sigan despreciando al pueblo.
Reafirmó que los opositores se han constituido en una especie de “supremo poder conservador”, caracterizado por el clasismo, el racismo, por actuar como una oligarquía y buscando “regresar por sus fueros” para reinstaurar un régimen corrupto y de privilegios. El gerente de este grupo, subrayó el mandatario, es el empresario Claudio X. González hijo.
Contrario a mantener esa visión, recomendó a sus adversarios algo muy sencillo: “que ofrecieran disculpas por sus fechorías, y sinceramente se comprometieran a cambiar, a no discriminar, a no humillar, a no robar a los demás”.
En un largo discurso ante un Zócalo a reventar, en el marco de la conmemoración del quinto aniversario de su triunfo electoral, el jefe del Ejecutivo planteó:
“Como es natural, con el proceso de transformación del país ha creado una oposición conservadora, obcecada en regresar por sus fueros, sus líderes, sus jefes, no conciben ni aceptan que ahora se gobierna para todas y todos, y no sólo en beneficio de una minoría. Siguen hablando en su demagogia, en su retórica en nombre de la democracia, pero actúan en realidad como una oligarquía, defiende el antiguo régimen de corrupción y privilegio de manera descarada y hasta ridícula. Nos hacen recordar la época de Antonio López de Santa Anna, su alteza serenísima”.
Frente a miles de personas que a gritos, con pancartas, carteles, banderas, camisetas y hasta el hoy muy popular muñeco que evoca su figura, el amlito, el presidente López Obrador resaltó que X. González es apoyado por los traficantes de influencias y por los políticos corruptos de más alto nivel del antiguo régimen.
“A él le obedecen los encargados de los partidos, muchos abogados marrulleros del Poder Judicial, intelectuales acomodaticios y periodistas alquilados o vendidos. Aunque a todos ellos los une el clasismo y racismo, como paradoja, eso mismo los obnubila, les impide aceptar y ver que poco a poco, entre todos, los que enarbolamos (la 4T): la bandera del humanismo mexicano. Poco a poco fuimos promoviendo un cambio de mentalidad que se consolidó con los hechos de un gobierno guiado por principios, honesto y promotor de la justicia social”.
También participaron los funcionarios de su gabinete, los gobernadores de Morena y partidos aliados y las llamadas corcholatas del movimiento que buscan la candidatura presidencial: Claudia Sheinbaum, Marcelo Ebrard, Adán Augusto López , Ricardo Monreal, Gerardo Fernández Noroña y Manuel Velasco.
El tabasqueño destacó que en lugar que la oposición entienda esa nueva realidad y aceptar que el pueblo de México “se ha empoderado y no quiere seguir siendo vasallo de nadie, los reaccionarios de nuestro tiempo, cada vez enseñan más el cobre, ofenden la inteligencia de la gente, insultan, actúan con prepotencia, y creen con campañas de mentiras y calumnias, van a reconquistar el gobierno. Tan sencillo que sería el que ofrecieran disculpas por sus fechorías y sinceramente se comprometieran a cambiar, a no discriminar, a no humillar, a no robar a los demás”.
El Presidente continuó: “No es sentencia ni siquiera adherencia, ni mucho menos amenaza, pero les digo desde el Zócalo, la principal plaza pública de México, poco lograrán si no abandonan su egoísmo y aprenden a respetar y amar a sus semejantes, no llegarán lejos si no comprende e internalizan que el dinero y lo material es efímero, que la felicidad verdadera está asociada a la bondad y la fraternidad. Mientras no acepten ni apliquen estos preceptos y nosotros los mantengamos y los reafirmemos, nada ni nadie podrá vencemos”.
López Obrador indicó que antes, en el pasado, los opositores del conservadurismo podían imponerse con trampas, el uso de la fuerza y el dinero.
“Pero eso ya no funciona. Tampoco le sirve apostar a la propaganda tendenciosa y vulgar, pueden los medios de manipulación, que no de información, que pueden estar mintiendo minuto a minuto, pero sus efectos no hacen mella en quienes han decidido ser dueños de su propio destino, y están muy conscientes y politizados. Así es ahora el pueblo de México”.
No dejó de lado su habitual soporte a la ciudadanía, para lo que citó tanto al ex presidente Benito Juárez, como al anarquista y periodista revolucionario Ricardo Flores Magón: “Nosotros no debemos apartarnos de nuestros ideales y principios, y nunca olvidar dos frases pronunciadas por Juárez y Flores Magón, que son la esencia misma de nuestros quehacer político: ‘Con el pueblo todo, sin el pueblo nada´ y ‘Sólo el pueblo, puede salvar al pueblo’.
“La primera de estas citas implica considerar que si se pretende cambiar una realidad autoritaria, injusta y de corrupción, no hay que ser ingenuos, no se va a contar nunca con el respaldo de las élites, y por eso es necesario, por convicción y protección política, apoyar a los de abajo, aliarse siempre, y sostenerse, respaldarse con el pueblo. El no haberse hecho esta reflexión llevó al fracaso a Francisco I. Madero, un hombre bueno, el apóstol de la democracia, víctima de la traición de sus propios hermanos de clase y de una pandilla de rufianes”.
El jefe del Ejecutivo aseguró que lo más humano y eficaz en la nueva realidad política, “es mirar siempre, atender siempre y caminar siempre acompañados de la gente, porque en ella está la bondad y la lealtad verdaderas. Si nos preguntamos quién es nuestro mejor aliado, ¿qué contestamos? El pueblo. ¿Por quién estamos aquí? Por el pueblo. ¿A quién hay que servirle primero? Al pueblo. ¿Con quién transformar? Con el pueblo. ¿En quién confiar, quién nos protege, qué somos? ¡No se oye! —y la gente a gritos respondió ‘el pueblo’—. Muchas veces —siguió el presidente—, ¡pueblo, pueblo, pueblo. ¡Gracias, pueblo! ¡Que viva la Cuarta Transformación! ¡Viva México!”.