Chilpancingo, Gro. La Unión de Colectivos Víctimas de la Guerra Sucia en Guerrero, informó que de acuerdo a Comisión para Acceso a la Verdad, Esclarecimiento Histórico e Impulso a la Justicia de violaciones graves a derechos humanos de 1965 a 1990, todavía viven unos 300 militares que participaron en la etapa conocida como Guerra Sucia, “nosotros demandamos que rindan su declaración”, afirmó Octaviano Gervasio Serrano, abogado de dicha ONG.
En conferencia de prensa realizada este mediodía en Chilpancingo, Gervasio Serrano, acompañado por familiares de 8 campesinos ejecutados entre 1967 a 1974 en la sierra de los municipios de Ajuchitlán del Progreso, y San Miguel Totolapan, ubicados en la Tierra Caliente, denunció que después del recorrido que llevaron a cabo el pasado 16 de junio los integrantes de la Comisión Nacional de Búsqueda, por los municipios antes mencionados “nos informaron que la exhumación de los cuerpos será hasta que pasen las lluvias”.
Expresó que seguramente los miembros de dicha institución no saben que “después de las lluvias hay que cosechar lo que se sembró, y posteriormente otra vez se presentan las lluvias”.
Al respecto demandaron al presidente Andrés Manuel López obrador que intervenga tomando en cuenta que tanto la Comisión Nacional de Búsqueda, como la Comisión para el Acceso a la Verdad, concluyen sus trabajos el próximo año “y nosotros vamos a continuar nuestra lucha hasta que haya justicia”.
Durante la rueda de prensa los familiares de los campesinos fijaron sus posturas, una mujer campesina habló primero “yo soy la hija del señor Bartolo Rojas, era una niña de escasamente 10 años; yo lo viví; yo vi cuando mi padre fue el último que mataron; y cayó Pablito y mi tío Francisco, porque yo estaba en la casa. Iban corriendo, ya vi la balacera; las balas nos pasaban, estaba hirviendo de puros soldados verdes; las balas pasaban entre nosotros”.
Mi papá “se vistió de mujer para escapar; en la casa de una prima, quedaba él y el difunto Eduviges “N”; las balas pasaban junto a mis pies; estaba hirviendo de puros soldados verdes, y mi papá me decía que fuera a la casa de mi tío Francisco, que quedaba un arma para podernos defender y fui, pero los soldados me amenazaron que me iban a matar”.
Luego “vi que salieron hartas bombas de color, y se quedó calmado todo; y luego mi mamá me dijo, vamos a traer a tu papá porque ya lo mataron; eso fue en el pueblo Espadines (municipio de Ajuchitlán del Progreso), mi papá se fue a la misma fosa, bajito, en cuanto los cubrió la tierra; a él lo torturaron, y acabaron con todo lo que encontraron, ya no nos mataron (los soldados) porque éramos chiquitos. Yo soy Anatolina Roas Bernandino”.
Otro familiar que dijo ser Bartolo Hernández Rojas “mi papá, fue masacrado, golpeado, mancillado y torturado por el Ejército Mexicano allá en la sierra en 1971, con mi tío José Isabel Rojas Bernandino, que fueron masacrados, y están en fosas en el cerro de Las Desdichas, municipio de Ajuchitlán del Progreso, y exigimos justicia para su exhumación, para darle una cristiana sepultura a mi padre Apolonio Hernández Bernardino”.
También Fidencio Bernardino Hernández “soy hijo de Gervasio Bernardino Durán, masacrado en Los Espadines, municipio de Ajuchitlán del Progreso, queremos la exhumación de mi padre, que fue ejecutado el 20 de diciembre de 1967”.
Le siguió Carlos González Márquez “él fue detenido y desaparecido José Santos González Rojas, que fue detenido, torturado, y asesinado por los militares, en la comunidad de Las Juntas; fue detenido por varios días, y al final lo mataron en el Cerrito del Aguila, municipio de San Miguel Totolapan, el 19 de noviembre de 1974, y exigimos justicia”.
Finalmente, María Rojas Urióstegui, hija de Isabel Rojas Bernardino “estamos exigiendo al gobierno, que asesino a mi padre asesinado por el ejército, junto con mi tío Apolonio Hernández Bernardino, queremos que estén en un lugar digno, porque están en unas fosas clandestinas”.
Además, Francisca González Zubillaga “pido justicia por mi padre Eduviges Zubillaga Ortíz, que murió en el pueblo de Los Espadines, para darle cristiana sepultura”.