En Las Vegas los grandes espectáculos producen ganancias faraónicas. Desde hace unos años, la selección mexicana fijó en esta ciudad una de las sedes más atractivas para robustecer sus ingresos. Los jugadores se jactaban de sentirse cómodos y contar con un apoyo absoluto de los aficionados en las gradas. Pero como el futbol también puede medir el grado de decepción generado por un equipo, el Tricolor se enfrentó ayer por primera vez a un estadio casi vacío, donde fue imposible celebrar la victoria ante Panamá (1-0) y la conquista del tercer lugar en la Liga de Naciones de Concacaf, ganada por Estados Unidos, que venció 2-0 a Canadá.
La ola que desde el Mundial inició el tsunami a espaldas de los mexicanos desembocó en Estados Unidos. Al principio fue la ansiedad de jugar en la soledad del Allegiant Stadium y después, según pasaron los minutos, la angustia de quedar atrapado en un pozo cada vez más profun-do. Con errores que siguen repitiéndose ante la falta de ideas, el equipo de Diego Cocca se amparó en la lógica de un gol tempranero para levantar la moral y subir al podio.
Un centro por derecha de Uriel Antuna cruzó la línea de seguridad de los panameños y habilitó a Jesús Gallardo para hacer el 1-0 con un remate de zurda (minuto 4). Aunque el gol no alcanzaba para mejorar su imagen luego de la goleada (3-0) contra Estados Unidos, los tricolores celebraron aliviados frente a las pocas banderas que colgaron detrás del arco. La desventaja obligó a Panamá a mostrar los avances de su futbol en la región, sin estar condicionado por un estilo de juego.
Más de una vez, las carreras a velocidad de Ismael Díaz y José Fajardo generaron problemas en la línea de cuatro defensores formada por Cocca. Prueba de ello es que Johan Vásquez, Israel Reyes y Julián Araujo terminaron el encuentro con amonestaciones.
En una de las acciones más violentas, Luis Romo estuvo a punto de irse expulsado en una acción dividida con Harold Cummings que el árbitro revisó en el VAR.
Con la urgencia de controlar y asegurar el marcador en el segundo tiempo, el Tri empezó a sufrir alteraciones en su estado de ánimo. De no ser por una posición adelantada, el mediocampista Aníbal Godoy habría marcado el empate tras un remate de chilena al estilo de Hugo Sánchez, que era inatajable para el arquero Guillermo Ochoa. Si bien los festejos canaleros se prolongaron un par de minutos, la realidad los devolvió a un partido que no pudieron rescatar.
Aquella advertencia alimentó el hartazgo de los pocos testigos reunidos en las gradas. A pesar del 1-0, no hubo aplausos estridentes ni reconocimientos individuales. Lo que más bien se escuchó en la casa de los Raiders fueron silbidos y abucheos de una afición que sigue sin olvidar los fraca-sos recientes.
Ahora, con el tercer lugar en el po-dio de la Liga de Naciones, el combinado nacional pondrá rumbo hacia la Copa Oro, haciendo escala en Houston para su debut contra Honduras, el domingo. Los dos compromisos restantes serán Haití, el jueves 29, y Qatar, el domingo 2 de julio.
Gigantes ya no hay en ningún lado. A México lo hace gigante su gente; esa es la diferencia. Para tener ese poderío necesitamos estar todos juntos y eso nos falta
, explicó tras el encuentro el técnico argentino, cuestionado por el momento que atraviesa su proceso.