Los Nuggets tocaron el cielo tras doblegar 94-89 a Miami. Tuvieron que pasar 47 años desde su ingreso a la NBA para que supieran lo que es estar en la cúspide del deporte ráfaga. Enfrente dejaron tendido a un Heat que no pudo alargar la contienda debido a errores que fueron claves. En el quinto de la serie (4-1), Denver consagró una campaña que rayó en la perfección.
Comandados por Nikola Jokic, que logró 28 puntos y 16 rebotes, los Nuggets aprovecharon la primera de las tres oportunidades que tenían para cerrar las finales y celebraron a lo grande con su público el primer anillo en su historia.
Desde el comienzo del partido se mostró el ímpetu de ambas quintetas. Sabían lo que estaba en juego. Por un lado, la oportunidad de coronarse; por otro, la encomienda de extender la llave y cambiar la historia el jueves en Miami.
Todo estaba en disputa y el nerviosismo en las gradas fue el fiel reflejo de lo que estaba por jugarse.
La ansiedad imperó en los botines de los visitantes en los primeros minutos. Sin embargo, conforme fue transcurriendo el tiempo, Bam Adebayo empezó a tomar las riendas y a conducir a buen puerto a los suyos. Catorce puntos y seis rebotes del número 13 fueron factor para que Miami se fuera arriba 24-22 al término del primer cuarto.
Un día antes, Michael Malone, entrenador de los Nuggets, recordó a sus pupilos mantener la mente en el juego y no en el trofeo. Pese a ir 3-1, entendía que no le podían regalar nada a un equipo que logró siete victorias de visita esta postemporada.
Aunque la historia se alineaba en favor de Denver, en temas de estadísticas Malone sabía que la naturaleza humana de remar contra la corriente era una condición que podía jugar en su contra.
Por tal, la preocupación de Malone de hacer entender a los suyos que nada estaba resuelto.
Del otro lado, los dirigidos por Erik Spoelstra manifestaron una versión más compacta y con mayor confianza en el segundo periodo.
La concentración del Heat se vio reflejada en los aciertos que concretaron al ataque y en la defensa, e incluso llegaron a tomar la delantera por 10 puntos.
Nikola Jokic, jugador más valioso, encestó 28 puntos y ganó 16 rebotes.Foto Ap
Miami se fue arriba 51-44 al medio tiempo, aunque lo más complicado aún estaba por llegar.
Contener a un conjunto que buscaría por todas las vías no defraudar a su afición, así como levantar el título, era la tarea a resolver en el complemento.
La misión no iba a ser nada fácil para Miami, y es que la historia dice que sólo un equipo de 36 logró coronarse después de estar abajo 3-1 en las historia de las finales. En 2016, los Cavaliers de LeBron James fueron los primeros en levantar el trofeo Larry O’Brien en dichas circunstancias.
El Ball Arena se volvió un hervidero de emociones en el penúltimo cuarto. Fue uno de los lapsos más cerrados del encuentro y en el que los locales se acercaron en la pizarra. Ni Jokic ni Aaron Gordon fueron los encargados de hacer sucumbir a los presentes, esta vez lo hizo Michael Porter Jr. con un triplete que le dio por primera vez la ventaja a los Nuggets. Pese a esta situación, por tercer tiempo consecutivo, Miami terminó arriba en el marcador.
El desenlace iba a ser cardiaco y así lo fue.
En el momento oportuno y cuando había que cambiar la trama, los Nuggets, con el aliento de sus seguidores, encontraron su mejor basquetbol guiados por el serbio Jokic.
El dorsal 15 fue clave para acercarlos a la gloria, a la postre fue nombrado el jugador más valioso.
En su contraparte, no contaban con un Jimmy Butler con nervios de acero para resolver varios puntos que dejaron el enfrentamien-to empatado; anotó 21.
En los últimos segundos de juego, fue el mismo Butler quien pasó de héroe a villano al fallar una jugada; cedió mal el balón y permitió dos unidades de oro que le costaron la corona al Heat.