París. Disminuido por los calambres, el número 1 mundial Carlos Alcaraz cayó ante Novak Djokovic (3º), este viernes en semifinales de Roland Garros, por lo que el serbio espera en la final al vencedor del duelo entre Alexander Zverev (27º) y Casper Ruud (4º).
Djokovic se impuso por 6-3, 5-7, 6-1 y 6-1 en tres horas y 23 minutos. El partido había alcanzado su cima tenística al principio del tercer set cuando Alcaraz sufrió importantes calambres en brazos y piernas.
"Carlos ha tenido muy mala suerte, lo último que quieres es tener calambres. Siento mucho respeto por él, luchó hasta el final. Espero que se recupere muy pronto", dijo el serbio en la pista.
En el clímax del partido
En el clímax del gran duelo, con 1-1 en el tercer set, el español se quedó clavado y tuvo que recibir asistencia médica, lo que no está permitido en medio de un juego, por lo que perdió su saque.
"Me duele en todos sitios. Si voy a seguir así, me voy a retirar", dijo Carlitos a los suyos.
Completó el set sin poder correr y se fue a los vestuarios durante seis minutos para recibir un tratamiento médico. Volvió, pero sin casi poder moverse. Aun así, quiso finalizar el partido y no se retiró.
Djokovic jugará el domingo su séptima final de Roland Garros, que ganó en 2016 y 2021. Si levanta la Copa de los Mosqueteros alcanzará los 23 Grand Slams y romperá el histórico empate que mantenía con Rafael Nadal.
Un duelo 'in crescendo'
Antes de los calambres, a Alcaraz, impecable en sus anteriores puestas en escena en el torneo, se le había agarrotado el brazo durante una hora y media ante el gigante.
Su excepcional paleta de golpes se redujo a una derecha que en demasiados intercambios se le quedaba en la red.
A Djokovic no le hizo falta acercarse a la excelencia para llevarse el primer parcial. Experto en este tipo de escenarios, jugaba su 45ª semifinal de un Grand Slam, se mostró quirúrgico y resistente para anotarse una rotura que significó el primer set.
Enfrente, Alcaraz había cambiado las sonrisas de otros días por gestos de frustración hacia su gente. Las dejadas, termómetro de su duende, no le acompañaban.
Sin embargo había tenido cuatro bolas de rotura que no aprovechó. Su irregularidad quedó plasmada cuando consiguió uno de los puntos del año al inicio de la segunda manga: Un paralelo de espaldas que hasta celebró Djoko. En el siguiente, otra vez la bola a la red.
Su partido pasaba por ser capaz de entrar en una dinámica de acierto. Mediado el segundo set por fin acertó con una rotura que celebró con el brazo al aire y un sonoro '¡Vamos!', que sirvió de homenaje al gran ausente Nadal.
Djokovic la devolvió sin contemplaciones. Pero el panorama había cambiado: Alcaraz recuperaba la alegría, reducía los errores y tras dos horas de tenis in crescendo ambos jugadores deleitaban a la central.
Carlitos se apuntó la manga con su segunda rotura y Nole, que ya había recibido un tratamiento en el brazo derecho, pidió tiempo muerto médico y se fue a los vestuarios. La central le recibió entre abucheos para comenzar un tercer round sin historia por los calambres.
Alcaraz pasó seis minutos por los vestuarios, pero no consiguió gran mejoría. Entregó también la cuarta manga y el partido.