París. El peruano Juan Pablo Varillas, número 94 del mundo, no encontró la forma de hacer daño a la leyenda Novak Djokovic, que se impuso 6-3, 6-2 y 6-2, este domingo en la Philippe Chatrier para avanzar a cuartos de Roland Garros, donde chocará con el ruso Karen Khachanov, 11 del ranking ATP.
El duelo no podía presentarse más desequilibrado entre el ganador de 22 Grand Slams y un jugador de 27 años que estrenó su casilla de victorias en los “grandes” en el presente Roland Garros.
Con su triunfo, saldado en una hora y 57 minutos, Djokovic jugará en cuartos de París por vez consecutiva número 14, para un total de 17 -nuevo récord, superando a Rafa Nadal, que tiene 16-, con dos títulos en la vitrina (2016 y 2021).
"Estoy orgulloso, quiere decir que no soy joven", respondió el serbio cuando Marion Bartoli le preguntó a pie de pista por su récord.
Varillas al menos se ganó los elogios de Djokovic: "Es la primera vez que jugamos, sé que es especialista en esta superficie, tiene un juego muy consistente. Estoy contento porque seguramente he mostrado el nivel más alto esta semana".
No era la primera vez que Varillas pisaba la Philippe Chatrier -el año pasado cayó en primera ronda ante el canadiense Felix Auger-Aliassime en cinco mangas-, pero necesitó un rato para aclimatarse y Djokovic lo aprovechó para endosarle un 4-0 de inicio.
Controladas las distancias y el miedo escénico que provoca pasar de jugar en pistas para 200 personas a una con 15 mil, el peruano por fin soltó el brazo y empezó a aguantar los peloteos de la leyenda.
Otro enfado con la grada
Incluso consiguió que se enfadara. Mediado el primer set, Djokovic se quejó de algo, el público reaccionó con abucheos y el serbio, tras salvar dos bolas de segunda rotura con 4-2 a favor, respondió poniéndose una mano en la oreja y alentando a la gente a que siguiera gritando.
Tras anotarse el primer parcial, el número tres mundial volvió a marcar rápido la diferencia con una rotura de inicio en el segundo.
A Varillas le tocaba volver a remar a contracorriente, mientras que a Djokovic le bastaba con ofrecer una versión sólida, sin alardes y minimizando los riesgos. Con tensar los peloteos le valía para lograr su segundo 'break' del parcial y caminar hacia el 2-0.
Podía ser la hora de Varillas, mister remontadas en el presente Roland Garros, tres partidos ganados a cinco sets tras empezar perdiéndolos, pero el milagro estaba muy lejos.
Al menos en la tercera manga Juampi no cedió su servicio de entrada. Sí lo hizo a la segunda, con un Djokovic decidido a pasar el menor tiempo posible en la cancha.
Varillas se marcha de París tras recoger el testigo de Jaime Yzaga, último peruano que había jugado los octavos de un Grand Slam, en el Abierto de EU de 1994.