Reino Unido ha puesto en marcha un plan nacional para declarar al cigarro como obsoleto en el año 2030, es decir, lograr que solo 5% de su población sea fumadora. Para lograr esta meta, los productos alternativos al cigarro han resultado ser una pieza clave.
Declarar al cigarro como obsoleto es un plan ambicioso, efecto de una causa multidisciplinaria estratégica en donde los productos alternativos al cigarro como los dispositivos de vapeo (vapes o vapeadores), y los dispositivos de tabaco calentado han jugado un papel fundamental para que los actuales fumadores de este país dejen de fumar cigarros de combustión.
Con este propósito, las autoridades de salud del Reino Unido han generado una guía para empleadores y organizaciones que buscan introducir políticas sobre cigarrillos electrónicos y vapeo en público y recomienda que dichas políticas estén basadas en evidencia. Bajo la dirección de la investigadora Ann McNeil, cada año desde el 2015, el King's College de Londres, junto con sus departamentos afiliados (el Instituto de Psiquiatría, Fisiología y Neurociencias, el Centro Nacional de Adicciones y el Centro de Estudios de Tabaco y Alcohol), actualizan dichas guías a través de una serie de publicaciones y reportes basados en estudios clínicos de evidencia médica y científica enfocados principalmente en los posibles riesgos a la salud más relevantes en relación con el uso de estos productos.
Hasta la última publicación de septiembre de 2022, se sigue afirmado que los cigarros electrónicos son 95% menos tóxicos que los cigarros de combustión y aunque no están libres de riesgo, el equipo de investigadores independientes del King's College sostienen que vapear representa solo una pequeña fracción de los riesgos de daño a la salud en comparación con fumar cigarros de combustión en el corto y mediano plazo.
Adicionalmente a estos estudios, en diciembre del 2022, el equipo de investigadores y profesionales independientes pertenecientes a la reconocida plataforma científica Cochrane, encabezados por la investigadora líder de Medicina Basada en Evidencia de la Universidad de Oxford, Jaime Hartmann-Boyce, dieron a conocer los resultados sobre revisiones de 78 estudios clínicos con más de 22,000 pacientes que han participado en programas diversos para dejar de fumar en todo el mundo. En éste se concluyó por primera vez, y con una alta certeza, que existe un incremento en las probabilidades dejar de fumar durante al menos seis meses si se usan cigarros electrónicos de nicotina, o “vapeadores”, en lugar de terapias de reemplazo de nicotina, como parches o chicles.
Hasta el día de hoy, la promoción y prescripción de cigarros electrónicos dentro de los programas para dejar de fumar del Servicio Nacional de Salud (NHS) de Reino Unida son acciones clave para declarar al cigarro como obsoleto para el año 2030, aunado a una autoridad de salud abierta a la evidencia médica, una comunidad científica activa en la revisión de esta, así como una sociedad correctamente informada.
¿Y en México?
En el caso de México, se tiene una prohibición absoluta en la comercialización y circulación de todos los dispositivos administradores de nicotina. Países líderes en la disminución del tabaquismo han generado exitosos programas y regulaciones para la disminución de consumo de cigarro, que México podría adaptar, incluyendo una regulación sanitaria y comercial abierta y completa de dispositivos administradores de nicotina, dirigida principalmente a la protección de los adolescentes, así como a todos aquellos fumadores activos que todos los días están expuestos a múltiples toxinas producto de la combustión del cigarro.
Como primer paso y, antes que nada, México requiere trabajar en información libre e independiente, de la misma forma en la que los investigadores del King's College de Londres colaboran en el estudio y difusión de información científica sobre la seguridad y la reducción de daño de los dispositivos y productos alternativos de cigarro en su país.
Si analizamos las estadísticas nacionales de prevalencia y las comparamos con las del Reino Unido es evidente que las políticas actuales de protección, prevención y promoción contra el tabaquismo son insuficientes. Hoy es difícil imaginar que los fumadores de cigarros en México estén cerca de una estrategia de salud realista que les ayude a reducir el riesgo de padecer una enfermedad terminal a causa del consumo de tabaco de combustión, sin necesariamente dejar de “fumar”.
Dr. Christian Heinrich Henonin
Especialista en Salud Pública e Integración del Conocimiento Médico
Investigador en reducción de daño.