Madrid. El Alto Comisionado de las Naciones Unidas (ONU) para los Derechos Humanos, Volker Turk, lo dijo alto y claro: “Pedimos a todos los eventos deportivos del mundo que luchen, combatan y prevengan el racismo, ya que el incidente de Vinicius en España es un recordatorio brutal de la prevalencia del racismo en el deporte”. La reacción del funcionario internacional coincide con la ola de indignación y solidaridad que se está extendiendo en todo el planeta para condenar los insultos racistas al jugador del Real Madrid, Vinicius Junior, que ha puesto en evidencia un problema más grave y extendido: que este tipo de ataques por el color de piel son habituales en los campos de futbol españoles y que hasta ahora prevalece la impunidad.
El pasado domingo, en el estadio de Mestalla, sede del Valencia, centenares de aficionados gritaron a voz en grito, antes y durante el partido: “¡Eres un mono, Vinicius eres un mono!”, además de hacerle gestos corporales y guturales similares a los del simio de forma reiterada. Vinicius se indignó, protestó y ante la pasividad del cuerpo arbitral se montó una pequeña trifulca con los jugadores del otro equipo, que incluso lo agarraron del cuello y lo empujaron. El jugador del Real Madrid resultó expulsado del campo, pero su indignación era sobre todo por los insultos que había recibido sin que las autoridades dentro del campo, los árbitros, hicieran algo para parar esa situación, como es habitual en España, el único país europeo con ligas de futbol internacionales en el que jamás se ha suspendido un partido de primera división por insultos racistas y, más aún, donde no hay ni una sola condena penal por estos hechos.
De ahí que la preocupación llegara hasta la conferencia de prensa que realizó en Ginebra el austriaco Volker Turk, máximo defensor de los derechos humanos de la ONU. Turk pidió a los organizadores de eventos deportivos que pongan en marcha “estrategias para evitar el racismo en el deporte, ya que los abusos racistas sufridos por Vinicius Junior este domingo nos recuerdan la prevalencia del racismo en el deporte, y pido a quienes organizan eventos deportivos que pongan en marcha estrategias sobre el terreno para evitarlo y contrarrestarlo”.
Turk también señaló que “se necesita mucho más para erradicar la discriminación racial, y debe empezarse escuchando a las personas afrodescendientes, involucrándolas y dando pasos reales para atender sus principales preocupaciones. Necesitamos ver deportes y derechos humanos desde un amplio rango de perspectivas”, explicó el funcionario, que también recordó que en el pasado mundial de Qatar se vieron episodios “preocupantes” tanto en el terreno de juego como fuera de los estadios.
Turk llegó incluso a comparar los ataques racistas a Vinicius con el asesinato hace tres años de George Floyd en Estados Unidos, que también provocó una ola de indignación en el mundo: “Está claro que no se resolverá el problema de la brutalidad policial contra afrodescendientes hasta que no lidiemos con el problema más amplio de las manifestaciones sistemáticas de racismo que permean cada aspecto de nuestras vidas”, dijo Turk, quien también lamentó que la sentencia contra los autores del crimen de George Floyd “siga siendo una excepción tanto en Estados Unidos como a nivel global. Me siguen preocupando los frecuentes informes de muertes y lesiones a personas afrodescendientes en relación con las fuerzas de seguridad en varios países, por lo que pido acciones prontas y firmes por parte de la autoridad con el fin de garantizar justicia en cada uno de estos casos”.
El asunto de Vinicius se ha convertido además en un tema de conflicto entre Brasil y España, sobre todo por la preocupación del gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva de que haya impunidad para los autores, llegando incluso a advertir de que están dispuestos a apelar al principio de “extraterritorialidad” para juzgar en Brasil a los responsables. En relación a esta cuestión se pronunció el ministro de Asuntos Exteriores de España, José Manuel Albares, quien advirtió que el caso “no ha tenido repercusión en las relaciones diplomáticas entre ambos países” y, más aún, aseguró que el ministro de Justicia de Brasil ha “aplaudido la rápida acción” de las autoridades españolas. Albares insistió en que “desde Brasil se entiende perfectamente la repugnancia que los españoles sentimos hacia cualquier actitud o expresión racista que atenta contra aquello en lo que todos los seres humanos somos iguales, que es en nuestra dignidad, y contra la cohesión de nuestra sociedad”.
Además, como gesto de contrición ante su primera reacción virulenta contra el jugador agredido, el presidente de la liga española, Javier Tebas, pidió perdón públicamente: “No quería atacar a Vinicius, pero si la mayoría de la gente lo entendió así, necesito disculparme. No era mi intención. Me expresé mal, en un mal momento”, señaló. Además explicó que “si dañé a alguien, se pensó que era racista, está lejos de la realidad. Denunciamos a los racistas, no queremos racismo en el futbol”.