NY y Washington. Un conductor que sube a su automóvil y lo prende sabrá de inmediato que le han robado su catalizador sólo por el nuevo rugir a todo volumen de su motor, y su único consuelo es que no está solo, es uno de miles que han sufrido la nueva ola de robos en Estados Unidos dedicada a extraer los metales preciosos en el sistema de escape de los autos, algunos de los cuales ahora tienen mayor valor que el oro.
El robo de catalizadores se ha incrementado más de mil por ciento desde 2019, informa la Oficina Nacional de Seguros de Crimen (NICB), organización independiente dedicada a temas de seguros, desde 2019 a 2022. En 2020 se registraron 16 mil 660 solicitudes de seguro por estos robos, pero para 2022, las cifras más recientes, el NICB registró más de 64 mil robos de catalizadores, con los estados de California y Texas encabezando la lista nacional.
Pero estas cifras son sólo de las víctimas que presentan solicitudes ante sus aseguradoras. Por lo tanto, se supone que hay muchos más de estos incidentes que no son reportados, y algunos cálculos, como el de Carfax, indican que el total de robos podría ser mayor a 150 mil a nivel nacional en 2022.
En la ciudad de Nueva York, los robos de catalizadores se han incrementado de poco más de 2 mil a unos 7 mil entre 2021 y 2022, según el Departamento de Policía de Nueva York. En Los Ángeles, se registraron unos 8 mil robos de catalizadores en 2022, un incremento desde 972 en 2018. Pero el fenómeno se registra en pueblos y ciudades en todas las regiones del país, con algunos experimentando incrementos dramáticos del delito, como Alabama, que reportó un incremento de robos de catalizadores por mil 754 por ciento entre 2019 y 2022.
La razón es que los metales preciosos que contienen estos aparatos –rodio, paladio y platino– se han disparado en valor. Estos metales son minados y producidos principalmente en Rusia, Sudáfrica, Canadá y Estados Unidos. El paladio y platino valen entre 30 a 50 dólares por gramo, y el rodio ha alcanzado hasta 400 por gramo, y cada catalizador contiene varios gramos, por lo que pueden ser vendidos por hasta mil dólares. Estos metales tienen un valor mayor al del oro.
Los recicladores de metales pagan entre 50 y 250 dólares por un catalizador robado –y algunos hasta 800 a mil 200 dólares por los de vehículos híbridos. Para las víctimas, comprar e instalar un nuevo catalizador puede costar entre mil y 3 mil 500 dólares.
Los catalizadores de ciertas marcas de auto son los más cotizados, incluyendo el de Prius, Tacoma y Camry, de Toyota, y Accord y CR-V, de Honda, reporta CBS News. Para un ladrón con experiencia, robar un catalizador puede ser una operación de un par de minutos.
Aunque algunos robos son a manos de delincuentes independientes, también hay cada vez más indicios de que están operando bandas del crimen organizado en el cada vez más atractivo negocio. A fines del año pasado, agencias de seguridad pública federal, estatal y local conjunta realizaron un operativo a nivel nacional contra una red de ladrones, comerciantes y procesadores dedicados al robo de catalizadores que fueron vendidos a una refinería de metal por decenas de millones de dólares, informó el Departamento de Seguridad Interna. Otros calculan que esa red obtuvo 500 millones en tres años en catalizadores robados.
El operativo fue realizado en ocho estados, incluyendo Nueva York y California, y fueron arrestados 21 acusados. Hay varios casos más en donde múltiples individuos han sido enjuiciados por el robo de decenas de miles de catalizadores.
La ola de crimen ha provocado que legisladores en 39 estados hayan presentado proyectos de ley para establecer mayores penas y regulaciones para tratar de frenar y reducir el robo de catalizadores. En Los Ángeles, el concilio municipal aprobó una medida que establece que es ilegal poseer un catalizador no conectado sin prueba de propiedad, y que permite a la policía arrestar a quien no pueda comprobar que es el dueño del aparato y penas de hasta 6 meses de cárcel o hasta mil dólares en multas. A nivel federal, un proyecto de ley ha sido introducido en la cámara baja para combatir el robo de catalizadores a través de varias medidas.
Pero el mercado negro de estos metales preciosos sigue creciendo dentro de Estados Unidos y a nivel internacional, con estos ingredientes tan claves para el mundo moderno nutriendo uno de los comercios ilícitos más antiguos: el robo de minerales.