La historia del clásico nacional en la semifinal de vuelta de la Liga Mx no podía escribirse de otra manera que no fuera con un final de infarto. El Guadalajara, más gigante que nunca en el estadio Azteca, logró una victoria imposible ante el América 3-1 (3-2 global) para tocar el cielo de la liguilla y citarse con Tigres en la última instancia de la pelea por el campeonato.
Después de su derrota en la Perla Tapatía, el técnico Veljko Paunovic elevó el tono de un mensaje que venía repitiendo como un ritual de grandeza. Este equipo puede ga-narle a cualquiera
, dijo a sus jugadores el serbio. Si bien pasaron contratiempos, todos llegaron a la misma conclusión.
Paunovic hizo un trabajo de orfebre para encender el ánimo de su plantilla y situarla en un estado de alerta máxima. Si Chivas dominó durante varios minutos el partido no fue porque su apetito estuviera saciado tras una fase regular inolvidable, sino porque su público aportó la porción sicológica que necesitaba para aumentar su agresividad.
En una noche lluviosa, el Rebaño dio muestras de ser valiente, pero también exhibió síntomas de cansancio. La obligación de marcar dos goles en un estadio ajeno se transformó en una cornisa cada vez más angosta por la que debía transitar.
Según discurrieron los primeros ataques rojiblancos, Paunovic no buscó elevar la tensión de su plantel, sino conseguir un punto más de contundencia en sus delanteros. Si el ¡Dale, dale, dale Rebaño!
inyectaba adrenalina en las gradas, los desbordes de Roberto Alvarado y Alexis Vega doblaron la dosis de estímulos para un equipo que defendió durante más de 50 minutos con el puño apretado.
Con mucho esfuerzo, Alvarado se encargó de iniciar la jugada que derivó en el gol de Ronaldo Cisneros (19). El Piojo ganó un duelo individual por aire ante Alejandro Zendejas y puso un pase milimétrico para la llegada del Cisneros, cuya velocidad sirvió de antídoto frente a la salida del portero Luis Malagón y los intentos de Sebastián Cáceres de despejar la pelota.
La emoción ayudó a los tapa-tíos a conectarse más con el juego, aunque su tarea seguía incompleta. Tocado el orgullo del cuadro americanista, el complemento fue un vendaval de ocasiones contra el arco de Miguel Jiménez. Un centro de Álvaro Fidalgo sobre el costado izquierdo hizo retroceder unos pasos a Diego Valdés, quien remató de cabeza en el área grande y superó el lance de Miguel Jiménez (57).
El empate quebró por unos minutos la tensión que se percibía entre los aficionados locales. Pero luego vino la expulsión de Fidalgo y el encuentro, con al menos un cuarto de hora por delante, probó de nuevo la capacidad de este Rebaño.
Luego de un gol anulado a Cisneros por una presunta falta de Víctor Guzmán sobre Miguel Layún, Alan Mozo metió un bombazo desde la media luna para devolverle la ilusión a su equipo con el 2-1 (76). Sin embargo, la historia todavía no terminaba; como un ajedrecista de alto nivel, Paunovic modificó su ataque para buscar el tercero con un centro al área.
La fórmula funcionó tras un envío de Fernando Beltrán y un cabezazo letal de Jesús Chiquete Orozco (88), con el que la épica estaba hecha. Más orgulloso que nunca de sus colores, este Rebaño volverá a disputar el título de Liga contra Tigres, como lo hizo en 2017, cuando consiguió su título 12.
Un total de 2 mil 916 policías resguardaron la seguridad de los aficionados, mediante filtros de revisión y recorridos para evitar la reventa de boletos; a pesar de ello, la directiva del América permitió que se desplegara un telón gigante en la cabecera norte con un mensaje alusivo a su clásico rival: Mi tarde más gloriosa es también tu peor pesadilla
. Pero al final el destino le jugó una mala pasada.
Con información de Laura Gómez