Ciudad de México. Los linchamientos, esas ejecuciones crueles, extralegales, públicas y colectivas, cometidas en nombre de la justicia, son una forma de violencia que da entrada para entender cómo se forma la autoridad, cómo se concibe la justicia por parte de la ciudadanía y cómo ésta responde frente a amenazas y conductas que consideran ofensivas, explica la socióloga e historiadora Gemma Kloppe-Santamaría.
La autora del libro En la vorágine de la violencia (publicado por Grano de Sal), propone que los linchamientos no son ausencia del Estado
. La bruja, el comunista, el robachicos o el alcalde abusivo, añade, son figuras asesinadas en este consenso tácito sobre las amenazas a la comunidad y de los que la investigadora retoma cientos de casos ocurridos en las décadas de 1930 a 1960, para argumentar que, aunque parezcan conductas irracionales y erráticas, en ellos hay un patrón histórico que da un sentido sobre la formación del Estado en el periodo de la posrevolución.
La vigencia de los linchamientos, que ocupan noticias de la prensa en la época actual y sirven para entender el contexto de la violencia y la inseguridad que afectan al país, motivaron a la profesora en la Universidad George Washington a estudiar esos fenómenos, explorar sus causas, manifestaciones y consecuencias a partir de un análisis sociológico.
Válvulas de escape
Los linchamientos son una respuesta ante la presencia creciente de ese Estado que intenta tener cada vez más funciones sociales que las personas tenían y entrometerse en asuntos locales, desde el reparto de tierras, el tipo de educación, las vacunas, todo un aparato que se finca después del periodo armado de principios de siglo. De alguna manera, es una resistencia contra el proceso de modernización, explica la especialista en entrevista con La Jornada.
Kloppe-Santamaría añade que otra idea es que el Estado que surge a partir de la Revolución “no es uno donde las autoridades estén respetando las leyes. Desgraciadamente, desde su origen está compuesto por policías, militares y figuras de autoridad que abusan de la ley. Eso es para mí el origen de los linchamientos.
Hay una negligencia muy clara, pues cuando (los linchamientos) no amenazaban el control sobre los proyectos políticos, eran vistos como una válvula de escape de las comunidades que pudieran no sentirse tan desprotegidas o frustradas ante la falta de justicia; sin embargo, era una violencia funcional al régimen.
Originalmente, el texto surgió como una investigación doctoral durante sus estudios en Nueva York, el cual se transformó en un libro, lo que permite dar el salto de un enfoque limitado a una mirada nacional con muchos más casos
; gracias a la beca para mujeres en las humanidades de la Academia Mexicana de la Ciencia, siendo profesora en el ITAM.
Después, fue escrito entre el deambular de estancias de investigación. Primero se publicó en inglés por la University of California Press y fue bien recibida en Estados Unidos. La versión traducida al español es una novedad editorial de Grano de Sal y del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE).
El libro esta pensado para un público mexicano, que conoce de la existencia actualmente de linchamientos. Es un libro académico, pero apela también a lectores que quieran conocer esas historias y conectarlas con el presente. Para mí era bien importante que se publicara en México, que sirva de brecha en una conversación bien necesaria sobre qué país somos; nos dice que es historia viva y cómo podemos apostar a un mejor futuro.
A partir de En la vorágine de la violencia surgen nuevas reflexiones, por lo que ahora la autora trabaja en un texto sobre el vínculo de la religión con la violencia en México, en un país tan altamente católico y al mismo tiempo tan violento, con altos niveles de homicidio.
De ejecuciones de brujas a feminicidios
Van cambiando los enemigos: en los años 30 son los maestros socialistas, que son desorejados, y los agraristas; en los años 40 hay aumento de violencia hacia los protestantes, que son rechazados porque es una religión contraria al ideal de nación católica que gira en torno a la Virgen de Guadalupe. Es interesante, lo cuenta el libro, pero no ha recibido la atención suficiente.
Respecto del linchamiento de quienes eran acusadas de brujas, en lo particular quiero subrayar que nos permiten dar cuenta de la larga historia que tiene la violencia de género, para mí son los precursores del feminicidio, donde tienes mujeres que por ser distintas y poderosas, son percibidas transgresoras, en un imaginario de buenas mujeres, dóciles y domésticas, por eso las mujeres brujas son las que deben ser castigadas
.
Gemma Kloppe-Santamaría tendrá presentaciones de su libro este lunes a las 19 horas en la librería El Péndulo San Ángel, y el martes 23 a las 11 de la mañana en la División de Estudios Internacionales del CIDE, con transmisión por Zoom con previo registro.