Ciudad de México. A las políticas migratorias de Estados Unidos y de México les falta “claridad”, requieren de “muchísima más humanidad”, coincidieron especialistas en temas migratorios e integrantes de la Dimensión Episcopal de Pastoral de la Movilidad Humana (DEPMH), quienes consideraron que éstas, más que nada, buscan frenar el desplazamiento y desalentar el otorgamiento de refugio.
En la mesa de diálogo ¿Qué sigue después del Título 42? Helena Olea, directora asociada de Programas de la agrupación Alianza Américas consideró que el país enfrenta “múltiples desafíos” en la materia. Además de los anteriores, dijo que prevalecen “los abusos por parte de las autoridades migratorias”.
Sobre esto último, Maureen Meyer, vicepresidenta para Programas en Wola, organización que promueve derechos humanos en las Américas, apuntó que los agentes de migración en toda la región cometen excesos, y en tal sentido “la Patrulla Fronteriza tiene un record muy lamentable en violar los derechos de las personas migrantes”.
Añadió que “buscar protección es un derecho humano, y también en el camino la gente tiene derechos, por lo que hay que seguir insistiendo a los gobiernos sobre la no violación de los derechos de las personas migrnates y solicitantes de protección”.
Expuso que el incendio en la estación migratoria de Ciudad Juárez, en el que murieron 40 personas migrantes, evidencia los “abusos a que están sujetos” en su camino hacia el norte.
Guadalupe Torres Campos, obispo de Ciudad Juárez, responsable de la DEPMH indicó que “es preocupante la falta de compromiso de parte de gobierno de México en el tema migratorio” y añadió que existe “desconocimiento, no hay información, hay desconfianza, no hay una política migratoria clara, y eso crea confusión y miedo a los migrantes, desde que entran por Tapachula y en el recorrido”.
Sostuvo que “lo ocurrido en Ciudad Juárez, y lo que pasa en Matehuala en San Luís Potosí, y todo eso es signo de que nuestra política migratoria no hay claridad, no hay certezas y están a ver qué hace Estados Unidos o simplemente en ser aliado y cómplice del país vecino”.
Olea indicó que “desafortunamente lo que estamos viendo es la externalización de la política migratoria de Estados Unidos a la región” y en este contexto, “las organizaciones que prestan apoyo, ahora tienen una nueva labor; la de explicar e informar la complejidad de este sistema”. Daniel Flores, obispo de Bronsville, Texas indicó que lamentablemente la política migratoria de Estados Unidos no varía mucho si el gobierno es demócrata o republicano.
“Platicando con los migrantes que pasan por los centros y las experiencias que han vivido; notan que la actitud del gobierno no ha cambiado ; entre republicanos y demócratas, la prioridad es evitar la entrada de personas con intenciones de buscar asilo”.