Washington. Las ventas minoristas en Estados Unidos aumentaron menos de lo esperado en abril, pero la tendencia subyacente se mantuvo sólida, lo que sugiere que el gasto de los consumidores tuvo un fuerte comienzo en el segundo trimestre, desafiando las expectativas de una recesión este año.
Las ventas al por menor subieron 0.4 por ciento el mes pasado. Los datos de marzo se revisaron ligeramente a la baja para mostrar una caída de las ventas de 0.7 por ciento en lugar de 0.6 por ciento comunicado anteriormente. Los economistas encuestados por Reuters habían pronosticado un repunte de las ventas de 0.8 por ciento.
Las ventas al por menor se componen principalmente de bienes, que suelen comprarse a crédito, y no se ajustan a la inflación. Los ingresos en los concesionarios de automóviles subieron 0.4 por ciento, tras dos descensos consecutivos.
El repunte menor de lo previsto de las ventas al por menor el mes pasado, reportado el martes por el Departamento de Comercio, reflejó probablemente un aumento moderado de los ingresos en los concesionarios de automóviles, que según algunos economistas se debió a recortes de precios.
Algunos hogares aún conservan ahorros acumulados durante la pandemia de covid-19. Los economistas prevén una recesión a medida que los efectos acumulados y retardados de la campaña de subidas de tasas de interés más rápida de la Reserva Federal desde los años ochenta para controlar la inflación empiecen a tener un impacto más amplio en la economía.
Home Depot prevé menores ventas
Home Depot recortó su previsión de ventas anuales y proyectó una caída más pronunciada de la esperada de las ganancias, azuzando el temor a que los consumidores preocupados por la inflación recorten el gasto discrecional.
Home Depot achacó también la caída de sus ventas en el primer trimestre la situación a un comienzo húmedo de la primavera boreal y a la caída de los precios de la madera.
Las minoristas de mejoras para el hogar han perdido el brillo de la era de la pandemia porque los estadunidenses han ido reduciendo el gasto en remodelaciones. La persistente inflación arrastró la confianza del consumidor a un mínimo de seis meses en mayo.