Ciudad de México. El estadio de los Diablos Rojos fue una embajada estadunidense de las Grandes Ligas este fin de semana. Aunque el parque de pelota suele ser la casa de los escarlatas del beisbol mexicano, durante un par de días lució como cualquier escenario del Rey de los deportes en el otro lado de la frontera. En el segundo juego de la primer serie de temporada regular en Ciudad de México, los Padres de San Diego vinieron de atrás para ganar 6-4 a Gigantes de San Francisco y llevarse la victoria en el par de juegos disputados en el Alfredo Harp Helú.
No hubo tantos cuadrangulares como el sábado, donde pegaron once vuelacercas entre ambas novenas. Pero ayer sólo hubo cuatro, tres de los Gigantes y uno de Padres, pero lo que sí hubo fue una remontada que estremeció a los 19 mil 333 asistentes.
Había que escuchar cómo se veían esas gradas con casi veinte mil personas, con un porcentaje que parecía en su mayoría estadunidense. Por eso el coro multitudinario estremeció con el Take me out to the ball game, la canción de principios del siglo veinte que se ha institucionalizado como himno pelotero en aquel país y que reza:
“Llévame al juego de pelota. Llévame con la multitud. Cómprame cacahuates y Cracker Jack. No me importa si nunca regreso, déjame apoyar a nuestro equipo”.
Porque este fin de semana miles de estadunidenses viajaron a la Ciudad de México para apoyar a los Padres, en su mayoría, pero también con significativa presencia de los aficionados de los Chicos de la Bahía. La lengua común parecía el inglés en los pasillos y gradas del estadio Alfredo Harp Helú y en la tienda de artículos alusivos, cuyas entradas tenían filas muy largas y que al final del encuentro agotaron los productos.
Muchos de los asistentes volvieron al país que dejaron hace años; otros, hijos de migrantes y con doble nacionalidad, vinieron a conocer la tierra donde tienen raíces.
David y Ángel, por ejemplo, nacieron en Estados Unidos pero sus raíces están de este lado de la frontera. Por esa razón no querían perderse este partido y de paso aprovechar a conocer un poco del país que dejaron sus padres.
“Pagamos cien dólares del vuelo para venir a este juego, para nosotros es muy barato. Venimos a ver a los Padres, pero también queríamos conocer otras cosas, algún museo y Teotihuacán, y aprovechamos la vuelta, así que es un viaje que valió la pena para venir a la que también es nuestra casa”, comenta Daniel; “el ambiente aquí en el estadio parece como una sucursal del Petco Park (casa de los Padres), demasiado gabacho y mexicanos que somos de allá. Me hubiera gustado que viniera más gente de aquí, del país”.
Un partido de remontada para los Padres
El partido dejó contentos a los asistentes. Esta vez los Gigantes parecían destinados a llevarse la victoria dominical.
Durante las primeras cuatro entradas tuvieron en blanco a los Padres con tres jonrones y una remolcada por Mike Yastrzemski para irse 4-0 con ventaja de San Francisco.
San Diego despertó en la quinta entrada en la que anotó sus primeras tres carreras, con un jonrón de dos rayitas de Austin Nolan, que impulsó a Matt Carpenter y un sencillo productor de Juan Soto para que Fernando Tatis Jr pisara el plato y quedara 4-3, a un timbre del empate.
La remontada llegó en la ocatava entrada. Jake Cronenworth conectó un sencillo para el empate con la anotada de Juan Soto. Y un costos error del jardinero central Mike Yastrzemski, quien se lanzó en lo que pudo ser un out, pero no pudo quedarse la pelota; eso permitió que el batazo de Matt Carpenter se convirtiera en un doble productor de dos carreras por cortesía de Xander Bogaerts y Jake Cronenworth para la victoria 6-4.
Después de esta experiencia, es posible que Ciudad de México se convierta en destino anual de juegos de temporada de Grandes LIgas. Los números en todos los órdenes lo justifican.