Santiago. Simultáneamente a que el gobierno chileno iniciaba su anti criminal "Plan Calles sin violencia", que incluye la intervención policial en 22 municipios del Gran Santiago y de otros 24 a nivel nacional, en una de las comunas capitalinas excluida de ese diseño, comenzaba lo que eufemísticamente se denomina como "funeral de alto riesgo": el sepelio de un delincuente común muerto en su ley.
El sepelio se caracteriza porque los familiares, los amigos y los compinches del fallecido -después de varios días de velatorio donde predominan los fuegos artificiales disparados a mansalva principalmente en noches y madrugadas, combinados con ráfagas de balazos al aire-, se dirigen al cementerio en una caravana de vehículos generalmente nutrida que, mientras avanza por la ciudad, muchos de quienes la integran hacen ostentación de armas, cánticos y presencia amenazantes; mientras la policía hace un acompañamiento que parece una escolta que garantiza el tránsito expedito, aunque recientemente procura ejercer un mayor control y efectuar detenciones.
En el caso de este lunes, el finado era Moisés Gallardo Cornejo, un ladrón internacional de 32 años, alias El Mota, muerto hace cerca de un mes en Roma, Italia, donde residía desde hace siete años, al caer desde el quinto piso del edificio donde vivía. Desde que hubo noticia del deceso, en la población Lo Valledor, comuna de Pedro Aguirre Cerda, de la que era oriundo y donde está la casa de sus familiares, comenzaron el "velatorio" con salvas prácticamente a diario, las que se incrementaron salvajemente durante el fin de semana cuando el viernes el cadáver repatriado fue entregado a los parientes.
El alcalde de la comuna, Luis Astudillo, dada la tensión reinante y el riesgo inminente de "balas locas", decidió suspender las clases en escuelas, liceos y guarderías infantiles.
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