Edgar Morín, sociólogo y filósofo del pensamiento complejo, sostuvo que el futuro se llama incertidumbre, porque no sabemos qué va a llegar. Hay una “mundialización” del poder, una crisis universal de la democracia en el mundo, regresión política y la posibilidad de sociedades de sumisión total, China es un ejemplo del control de las poblaciones.

Esto dijo durante el Primer Coloquio Internacional: La humanidad amenazada ¿Quién se hace cargo del futuro? convocado por la UNAM, donde se guardó un minuto de silencio por la memoria del ex rector de la UNAM, Pablo González Casanova.

Ahí el sociólogo español, Ramón Ramos Torre, al comenzar su conferencia magistral, expresó que se sumaba al homenaje a González Casanova. Recordó que lo conoció en México y “tuve la fortuna de estar con él en múltiples ocasiones y en laUniversidad Complutense de Madrid dio un discurso memorable”. Agregó que fue un pozo insondable de saber, una pérdida para cualquier institución y todos lo recordamos.

Durante su presentación virtual en la mesa Pensar el futuro, Edgar Morin dijo que a las crisis de la pandemia y de la biosfera, con la agravación permanente de la situación, se sumó la guerra de Ucrania, con todas las consecuencias económicas actuales y las potenciales de desintegración, generalización, de mundialización de un conflicto, esta es la situación.

Agregó que “veíamos que la ciencia desarrolla posibilidades antagonistas. Por un lado la posibilidad de controlar todos los frentes con la inteligencia artificial, la llegada del ‘transhumanismo”’ es decir de una élite con capacidad de vida más grande que nosotros. Esto es muy lindo para Silicon Valley, pero terrible para todos”.

Señaló que por otro lado está “la perspectiva de un buen desarrollo de la ciencia supone una cosa fundamental: el mejoramiento de las poblaciones humanas, un progreso de solidaridad humana. Sin esta solidaridad, no sólo dentro de una nación, sino entre todas las naciones, sin una conciencia planetaria del destino común de la humanidad, no podemos avanzar hacia una sociedad mejor”.

Y planteó: “en esta situación ¿qué hacer? Uno, observación. Lo que se necesita, y que no existe, es un modo de conocimiento y pensamiento complejo para ver la multiplicidad de los rasgos, de las crisis, no el pensamiento cuantitativo y economista de hoy”.

La otra posibilidad es resistir. “Resistir contra las barbaries que hoy día se hacen cada vez más potentes, la vieja barbarie del odio, desprecio, tortura, que continúa en diversos países. Está en la guerra de Ucrania. Es un nuevo peligro. Esta barbarie está ligada con el modo de pensar del cálculo y la economía, que únicamente ve lo cuantitativo, no ve la humanidad, de los hombres, las mujeres. En esta situación visibilidad, resistencia”.

Agregó que “no debemos desesperar, hay fatalidades muy feas, es verdad. Pero hay resistencia de la mente, del pensamiento. Todas estas formas de resistencia son necesarias para los intelectuales, estudiantes, para todos los que tienen una responsabilidad educativa, para los pueblos”.

A su vez, en la inauguración, Tawakkul Karman, activista Yemen Premio Nobel de la Paz 2011, sostuvo que la situación mundial necesita un cambio de prioridades y desafíos para muchas entidades, como los derechos humanos, para lo cual falta apoyo, y se debe garantizar el respeto por la vida humana. La guerra ha representado una amenaza real a la existencia humana, a la democracia, dijo.

Ramón Ramos Torre dijo que el futuro ha ido variando, tiene una historia propia, hay que pensarlo como plural, hay que pensar en los futuros y analizar como difieren entre sí. Dijo que en los estudios que han pensado la emergencias de las nuevas tecnologías de la información, y los últimos avatares del capitalismo globalizado, o una sociedad en red, en todas esas corrientes el mantra repetido hasta la saciedad es que el tiempo que ordena y mide se ha hecho migajas, todo se ha desplazado a una simultaneidad, un tiempo atemporado, ni antes ni después, sin secuencias normativas a lo que ocurre, un tiempo libre de relojes y calendarios que permite que todo pueda ocurrir sin preaviso.