Ciudad de México. La relocalización de cadenas de suministro hacia México, proceso conocido como nearshoring, conlleva el riesgo de empeorar las disparidades regionales y económicas existentes
, debido a que atraería inversión sobre todo hacia la zona norte del país y el Bajío, reconoció Moody’s.
La calificadora de riesgo explicó que varias empresas han anunciado la intención de reasignar instalaciones y construir plantas en México, pero se estima que aumente a corto plazo. La entrada de inversiones medibles comenzó en 2022 y se intensificará en los próximos dos o tres años
.
La mayoría de esos recursos se prevé que vayan a empresas de los sectores automotor, inmobiliario y de tecnología de las comunicaciones, los cuales ya tienen una gran presencia en el norte y la región Bajío del país, por lo que ya están bien integrados con la cadena de suministro de América del Norte.
A corto plazo, las instituciones financieras se beneficiarán de una mayor demanda de crédito corporativo de los proveedores locales, lo que ayudará a desarrollar la capacidad para atender las inversiones del nearshoring. Sin embargo, el sistema financiero de México todavía no muestra fuertes ganancias de esta actividad, reportó la calificadora.
Si bien el cambio traerá beneficios tangibles a sectores y estados específicos de México, sin algunos cambios estructurales la relocalización por sí sola no ampliará las perspectivas de crecimiento a mediano plazo del país más allá de la marca de 2 por ciento, advirtió Moody’s.
Las deficiencias de infraestructura, los obstáculos de política pública y los riesgos climáticos físicos plantean las principales barreras estructurales que limitarán los beneficios del nearshoring. Lo mismo que la escasez de agua, que podría desalentar la inversión para industrias con uso intensivo del líquido, explicó.
La escasez de agua y la exposición a las sequías pueden obstaculizar la manufactura, que se concentra en los estados del centro-norte y norte de México, ambas regiones que son especialmente vulnerables a los riesgos de estrés hídrico.
Los suministros de agua están disminuyendo en los estados áridos y ya muy industriales de Nuevo León, San Luis Potosí y Chihuahua, y aumentará la competencia por el abasto de agua, refirió.
Las empresas de producción y fabricación que dependen en gran medida del agua como componente crítico de las operaciones corren el riesgo de una disponibilidad sustancial y limitaciones reglamentarias del agua. Este riesgo sólo puede mitigarse parcialmente mediante el uso de agua reciclada y mediante una gestión más eficiente del líquido.