La economista y socióloga Dalia Isabel Barrera Bassols, académica brillante, mujer extraordinaria y madre ejemplar, falleció el 13 de abril, a los 67 años.
Feminista inteligente y de amplio criterio, fue capaz de colaborar y a veces trabajar directamente en todos los programas de estudios sobre la mujer que se crearon y desarrollaron en las principales instituciones académicas de México, incluyendo a las universidades Nacional Autónoma de México, la Autónoma Metropolitana y el Colegio de México.
Dirigió durante varios años el Grupo Interdisciplinario sobre Mujer, Trabajo y Pobreza, actividad que desarrolló al mismo tiempo en que publicaba sus investigaciones en distintas revistas de ciencias sociales, a veces feministas y a veces no, de México, Perú, República Dominicana, Brasil y España.
Dalia Isabel nació en la Ciudad de México, el 16 de abril de 1955. Desde su adolescencia mantuvo siempre un claro interés, tanto por la historia más contemporánea de México, como por la situación social y política de nuestro país, temas que siguió y estudió permanentemente con atención, y que luego interpretaba de manera crítica con agudas hipótesis y originales explicaciones.
Este interés la llevó a militar, en esos primeros años de juventud, en la organización política Punto Crítico. Además de su aguda inteligencia crítica, poseía una sensibilidad artística notable, que la llevó a estudiar pintura en la Academia de San Carlos para después incursionar, también muy brevemente, en la carrera de antropología.
Realizó estudios de licenciatura y maestría en economía, y luego un doctorado en sociología. Desde sus primeros trabajos académicos de investigación, en sus tesis de grado, concretados en los años setenta y ochenta, estudió primero las condiciones de vida de las trabajadoras y trabajadores de Tijuana; posteriormente la participación y la cultura política de las mujeres de los sectores populares de Ciudad Juárez.
Fue una de las pioneras importantes de los estudios feministas en México. Intentó explicar la compleja paradoja que representa el hecho de que importantes sectores de las mujeres de las clases populares juarenses, apoyaran muy activamente “a un partido de derecha muy elitista”, como el Partido Acción Nacional, ajeno totalmente a dichas clases populares.
Mujer siempre de izquierda, tuvo una verdadera vocación por el magisterio, lo que hizo que a través de su constante trabajo de docencia y de su actividad regular como brillante conferencista, formara durante varias décadas a generaciones de estudiantes, a quienes introducía dentro del campo de los estudios de género, y más específicamente, en las temáticas de la cultura y la participación política de las mujeres. Esto la llevó a estudiar, y luego a explicar, en sus cursos y conferencias, distintos problemas que abarcaron tanto a las mujeres que militaban en los distintos partidos políticos, como a las que ocupaban puestos de poder como regidoras, síndicas o presidentas municipales, así como las diversas formas de expresión de la violencia de género, dentro de los hogares, las escuelas o las instituciones públicas de salud, entre otros temas diversos.
Dicha educación y formación de varias de sus estudiantes no se limitó a los espacios del aula. Con la gran generosidad que siempre la caracterizó, Dalia incorporaba después a sus alumnas más destacadas a los proyectos colectivos que constantemente organizaba y dirigía, volviéndose por este camino coautora de sus propias exalumnas, y coordinadora de libros colectivos en los que ella y sus antiguas estudiantes colaboraban con trabajos propios.
De una rica y poliédrica personalidad, sumada a una especial sensibilidad hacia las clases populares, brotaron brillantes ensayos, como el original texto sobre las mujeres asesinadas de Juárez (que no ‘muertas’, como se les llama, término que neutraliza y banaliza su realidad, decía), o su penetrante análisis sobre las canciones de Paquita la del Barrio, donde replanteó las representaciones culturales de las relaciones entre mujeres y hombres en la actualidad.
