El Estado de México es la entidad más poblada del país y con el padrón y lista nominal más grande en toda la república. Para la elección de gobernador que se desarrolla este año en la entidad, más de 12 millones 670 mil ciudadanos mayores de 18 años, podrán votar para definir a quien será la primera gobernadora de la entidad en su historia.
Aunque la alternancia ya es una práctica común en los gobiernos municipales del estado de México, esta no se ha experimentado en la titularidad del Poder Ejecutivo estatal, pues la gubernatura siempre ha estado en poder del PRI, al menos en los últimos 94 años.
En los ultimos 25 años, las elecciones de gobernador han sido muy competidas, pero los partidos opositores al PRI no han podido arrebatarle el poder.
En 1999, el priista Arturo Montiel y el panista José Luis Durán iniciaron empatados la contienda por la gubernatura, pero al final, el priista se impuso por más de 7 puntos porcentales. El efecto Fox que se vivió un año después en la elección presidencial del 2000 no fueron suficientes para desbancar al PRI como partido hegemónico en el estado.
En 2005, el panista Rubén Mendoza Ayala comenzó arriba de Enrique Peña en las preferencias electorales, pero en la campaña proselitista, el candidato blanquiazul se desplomó y el priista terminó ganando por amplia ventaja la gubernatura, con un apoyo inusitado de la televisión.
Para 2011, Eruviel Ávila se convirtió en el gobernador más votado en la historia del estado con más de 3.2 millones de sugrafios, gracias al furor que existía en ese momento por Peña Nieto que quería ser presidente de la república y se había convertido, con ayuda de la televisión, en un producto muy rentable.
Para 2017, Alfredo del Mazo Maza, --quien fue sacrificado por el PRI seis años antes, cuando todo indicaba que él sería el candidato---, se impuso a la morenista Delfina Gómez en una cerrada contienda. En esos comicios el priista obtuvo menos votos que la morenista, pero la diferencia la marcó el PVEM quien fue aliado al PRI en esos comicios.
Hoy el PVEM juega del lado de Morena, y ha dicho una y otra vez que se equivocó en apoyar a Del Mazo hace seis años.
El Estado de México se ha considerado un laboratorio electoral para el país, por su cercaía con la elección presidencial, sin embargo, los resultados que se han tenido en las elecciones de gobernador, no han marcado el rumbo de las presidenciales celebradas un año después, pero esa tendencia se podría romper este año, si Delfina Gómez gana los comicios, pues esto implicará que Morena tendrá en su poder la inmensa mayoría de los estados del país, que le proporcionará un enorme ventaja al candidato presidencial morenista.
El PRI trae una tendencia desfavorable del 2018 a la fecha. Ha perdido todas las gubernaturas que ostentaba y Morena ha ganado casi todas excepto Aguascalientes y Durango.
El 4 de junio, el PRI se juega su futuro como partido, y también se juega la vida una clase política que ha detentado el poder durante décadas en la entidad con apoyo del sector económico. Si pierde el tricolor, se dice, se enterrará al Grupo Atlacomulco, para dar paso, al Grupo Texcoco, que domina Morena en la entidad.