Ciudad de México. Cientos de toneladas de residuos de la construcción en la Ciudad de México terminan en barrancas, tierras de cultivo, humedales y suelo de conservación, a pesar de las disposiciones oficiales para que se depositen en sitios autorizados, e incluso se reciclen en nuevas obras, en elementos no estructurales, para garantizar su adecuado manejo.
De acuerdo con el inventario de residuos sólidos de 2020 de la Secretaría de Medio Ambiente, se generan al día 14 mil toneladas procedentes de excavación, demolición y construcción, pero a decir del director de Regulación y Registros Ambientales de la Sedema, Rogelio Jiménez Olivero, la ciudad cuenta con seis plantas de tratamiento privadas, en las que sólo se procesan6 mil toneladas diariamente.
El funcionario reconoció que existe un grave problema con el manejo de los residuos de las demoliciones, sobre todo después del sismo de 2017, a pesar de contar con las plantas de tratamiento, que en su conjunto tienen capacidad para recibir hasta 16 mil toneladas al día, así como una ley que obliga a las constructoras a utilizar el material reciclado.
Es un proceso que empezó a inicios del año pasado y se está buscando que se genere conciencia y se convierta en un gran nicho para este tipo de residuos, en lugar de tirarse de manera clandestina
, expresó.
Inaugurada en agosto de 2022, la empresa Concretos Sustentables Mexicanos es la única en recibir los residuos de la construcción y demolición combinados con otros materiales como madera, tabique rojo o yeso.
Localizada en un predio contiguo al parque Bicentenario, en la alcaldía Miguel Hidalgo, la planta recibe al mes 2 mil 500 toneladas de cascajo, alrededor de una quinta parte de lo que se produce al día, debido a la falta de rigor en la aplicación de la ley que obliga a las empresas a llevar su material a un centro de reciclaje.
Roberto Weke, director de operaciones de la planta, admitió que ha sido complicado que las constructoras se involucren en este proceso, a pesar de que representa un ahorro, pues el costo del material de una mina es mucho mayor que el reciclado, pues éste cuesta un tercio. Si un metro cúbico de grava de una mina cuesta 300 pesos, aquí tiene un valor de 100
.
En un recorrido por el lugar, explicó que una vez que se obtiene el concreto limpio se pasa a un área de trituración, donde se puede obtener la grava en diferentes tamaños, desde tres octavos hasta cinco pulgadas, que se pueden utilizar para la construcción de banquetas, guarniciones o accesos peatonales.
Dijo que, a pesar de las ventajas, ha sido extenuante abrirse paso en el mercado, porque se han enfrentado a un total desconocimiento de las constructoras, a pesar de que el material cumple con todas las especificaciones y la durabilidad es la misma que los materiales de las minas, por lo que los principales clientes hasta ahora han sido alcaldías como Miguel Hidalgo, Azcapotzalco y Gustavo A. Madero, que han comenzado a hacer sus banquetas con material cien por ciento reciclado.
Adelantó que se pondrá a operar otra planta en el Bordo Poniente, en la que se tendrá capacidad de procesar hasta 2 mil 500 toneladas de cascajo, y se preparan nuevos productos, como una especie de jardineras de concreto, que serán utilizadas en un programa piloto como muros de gavión en las barrancas de Las Águilas, en Álvaro Obregón.
La ONU nos catalogó como un caso de éxito al hacer la implementación de esta maquinaria, que en Europa tiene cien años, pero aquí somos los primeros en la ciudad y en el país.