Santa Cruz. La desdolarización de la economía boliviana, conocida como “bolivianización” por el auge de la moneda local, el boliviano, es una especie de garantía para el gobierno del presidente Luis Arce contra una posible crisis financiera, aunque algunos advierten ciertas desventajas.
La política es apoyada por economistas como German Molina, miembro de la Academia Boliviana de Ciencias Económicas, y Cecilia Fernández, profesora de Economía de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA).
“La bolivianizacion empezó en 2006 en el primer periodo de gobierno del ex presidente Evo Morales (2006-2019), cuando cada dólar se pagaba a 8.06 bolivianos aproximadamente, y paulatinamente con la bonanza externa, ingresaron bastantes dólares al país y se apreció el boliviano. En ese contexto, se recomendó ahorrar en bolivianos, lo que permitió que a la fecha tengamos un porcentaje elevado en depósitos bancarios y también en créditos”, explicó Molina.
Fortalecimiento de la moneda local
La bolivianización de la economía, en detrimento del dólar, consiste en el proceso en que la moneda local recobra mayor importancia y uso en las funciones convencionales del dinero, como medio de pago en comercios, depósitos de valor y créditos financieros.
Pero esto no fue siempre así, Bolivia tuvo que recorrer un largo camino de inestabilidad económica ligada a constantes devaluaciones hasta 1985, cuando se registró una hiperinflación y se creó la actual moneda boliviana.
Posteriormente, el uso y la vigencia del dólar fue bajando gradualmente hasta el año 2011, cuando los depósitos en bolivianos superaron el 65 por ciento en el sistema financiero, según datos del Banco Central de Bolivia (BCB).
No obstante, desde febrero Bolivia experimenta una caída de sus Reservas Internacionales Netas (RIN) hasta tres mil 538 millones de dólares, la cifra más baja en los últimos 16 años, y una escasez de dólares, lo que genera dudas en la población sobre la estabilidad económica.
Como una medida preventiva para no perder el valor de su dinero, ante una hipotética devaluación, la gente se volcó a los bancos a comprar dólares, aumentando más la incertidumbre.
“Si hubiera una devaluación no habrá un impacto como hubo en la época del ex presidente Hernán Siles Zuazo (1982-1985), ahí si fue terrible. Pero sí tendría un impacto fuerte porque inmediatamente se va a trasladar los precios (a otros productos). Por ejemplo, si se devalúa 10 por ciento el boliviano respecto al dólar, inmediatamente los precios suben sobre ese monto”, advirtió.
Retos
La caída de las reservas es transitoria, según Molina, y Bolivia tiene riqueza en recursos naturales como hierro, litio y minerales, que están en proceso de industrialización, que pueden inyectar mayores divisas a la economía nacional en el mediano plazo.
La cotización oficial del dólar en Bolivia está en la actualidad en 6.96 pesos bolivianos para la venta y a 6.86 pesos bolivianos para la compra. No obstante, en el mercado negro ronda los 7.05 bolivianos.
“Que la bolivianización se mantenga, se recupere la confianza, la credibilidad y se dé certidumbre a los agentes económicos con medidas como suprimir el Impuesto a las Transacciones Financieras (ITF) para el dólar, incentivar los depósitos en dólares y eso permitirá que vuelva la calma y se pueda evitar los problemas que se está viendo, que son coyunturales”, opinó.
Alerta a los indicadores
La economista Cecilia Fernández, en contacto con la Agencia Sputnik, coincide con Molina en que la bolivianización de la economía nacional es un respaldo ante una posible crisis financiera.
“La idea de bolivianizar la economía, de fortalecer el boliviano, puede ser un respaldo para esto (evitar una crisis financiera). El tema del dólar tiene un componente especulativo y de alguna forma se está haciendo un contrapeso con las medidas que está tomando el gobierno actualmente, con la venta de dólares directamente por el Banco Central y afirmar que no habrá devaluaciones”, analizó.
La académica considera importante monitorear indicadores económicos como la inflación, el crecimiento económico, tasas de empleo y pobreza en el país para ver el comportamiento de la economía boliviana.
“El tema de la inflación será importante monitorear y comparar con lo que ocurre en el resto de Latinoamérica, igual es importante estar pendientes del tema del empleo, porque ahí se puede ver si hay temas estructurales que están afectando. Los índices de pobreza, desigualdad y crecimiento económico permiten ver cómo las familias están siendo directamente afectadas”, sugirió.
Bolivia registró una inflación acumulada de -0.19 por ciento en el primer trimestre de 2023 y prevé llegar a 3.28 por ciento en diciembre, según datos del Ministerio de Planificación.
Desventajas
Una de las desventajas de la bolivianización es que no permite ganancia real para el productor boliviano, principalmente en tiempos de crisis, según el economista Luis Fernando García, entrevistado por el diario local Los Tiempos. La apreciación del boliviano hace que los costos de producción sean más altos en comparación con el precio de la venta de los productos.
“Por ejemplo, si yo vendía una manzana a 8.06, que es un dólar; y luego para mí, un dólar es 6.96, significa que para llegar al precio de la manzana tengo que tener 1.15 de dólar”, explicó.
En el caso de los exportadores, seguirán recibiendo pagos en dólares, cuyo tipo de cambio está fijo hace 10 años, pero sus costos de producción se incrementaron, y, además, deben añadir gastos por el incremento salarial y aguinaldos anualmente.
“Entonces, se vuelve insostenible la producción”, puntualizó.
La inflación más baja de la región
Cómo una señal de certidumbre, el presidente Luis Arce manifestó que la economía boliviana goza de estabilidad y crecerá hasta diciembre a un ritmo de 4.8 por ciento, superior a las proyecciones de 1.8 por ciento del Fondo Monetario Internacional (FMI) y 2.7 por ciento del Banco Mundial (BM).
“Pese a este contexto externo estamos bien económicamente, hay síntomas, la economía crece. Cuando una economía está mal, la economía ya no crece. Y Bolivia está creciendo, reconocido inclusive por organismos internacionales”, aseguró el martes, en una entrevista con el canal local Cadena A.
El mandatario argumentó que Bolivia cerró el año 2022 con un crecimiento en torno a 4 por ciento y con una inflación de 3.1 por ciento, la más baja de la región, por lo que ratificó que su país está lejos de una crisis económica.
“El sistema financiero es estable, los indicadores financieros de solvencia y liquidez son buenos. Por eso la estabilidad de nuestra moneda. No habrá una devaluación”, zanjó.
La primera autoridad boliviana también dejó claro que mantendrá medidas como subsidios para los combustibles y alimentos con la finalidad de mantener la estabilidad económica.