El gobernador Enrique Alfaro Ramírez, quien calificaba al ex rector de la Universidad de Guadalajara y presidente de la Feria Internacional del Libro, Raúl Padilla López -muerto hace ocho días-, como “mafioso disfrazado de promotor cultural”, mostró su disposición a retomar el diálogo con las autoridades universitarias, pero insistió en que la casa de estudio “debe dejar de usarse como instrumento de presión política”. El rector Ricardo Villanueva contestó que también tiene esa disposición para hablar.
En una carta publicada en redes sociales bajo el título: “Carta abierta a la comunidad universitaria y a las y los jaliscienses”, Alfaro advirtió que reunirse estaría condicionado sólo para el fortalecimiento institucional de la UdeG, algo que “debe entenderse si queremos que el diálogo fructifique”.
“Dicho de otra manera, la formación de partidos políticos, la búsqueda de espacios de influencia en los poderes públicos y el uso de la comunidad universitaria para atender agendas particulares, NO (sic) pueden formar parte de sus funciones sustantivas”, asentó.
Sin mencionar por su nombre a Padilla López, con quien hasta 2021 Alfaro tenía una alianza política que databa de 2018 cuando ambos apoyaron la frustrada campaña presidencial de Ricardo Anaya y luego rompieron cuando el ex rector mandó fundar el partido local Hagamos, solo dijo que “a propósito de los recientes acontecimientos” se podía regresar a la mesa de diálogo.
“Pero en un marco de absoluto respeto institucional, sin presiones de ninguna índole, un diálogo sustentado en el respeto a la autonomía universitaria en donde (sic) privilegiemos el bien común para nuestro Estado (sic)”, dice el documento publicado por el gobernador emecista.
En septiembre pasado, en otro acercamiento que nunca ocurrió más allá de las declaraciones, Alfaro dijo que si iba a hablar con los universitarios no sería para negociar con la UdeG posiciones políticas en el gobierno, ni nombramientos de magistrados o jueces en el Poder Judicial, ni espacios en los organismos constitucionales autónomos.
“Tampoco podemos negociar con la Universidad asuntos relacionados con el partido político que crearon recientemente. Si hemos de dialogar, será sobre los temas que competen a las funciones sustantivas de la Universidad”, advirtió entonces.
En la carta de este lunes, Alfaro evitó dos veces nombrar a Padilla López y concluyó: “El gobierno de Jalisco está listo para que, en esta coyuntura, retomemos una relación constructiva de cara al futuro. Una relación basada en el respeto entre ambas instituciones y sustentada en el objetivo común”.
LA MENTE COLECTIVA
Cuatro horas después, también en redes sociales, el rector Ricardo Villanueva envió la respuesta institucional, aunque en el círculo interno de dirigentes universitarios en su torno quedó constancia de que la carta de Alfaro más que una invitación al diálogo, era una provocación en la que sería absurdo caer.
Bajo el mismo título que la del gobernador, Villanueva dijo que el diálogo es como un vaso con agua y por tanto “nunca se le debe negar a nadie” y que como rector su postura ha sido la de mantener “un diálogo franco, de cara a la sociedad”.
“Aunque no comparto plenamente algunas de las ideas plasmadas en el comunicado del Gobernador (sic), considero que es momento de concentrarnos en las coincidencias por encima de las diferencias. Eso es lo que habilita un diálogo constructivo. Por ello, celebro la apertura del Gobernador para que se retome la comunicación entre ambas instituciones”, dijo.
Dejó claro que además de la autonomía universitaria se debe respetar también su autogobierno, lo que implica que los universitarios pueden emitir opiniones “con base en evidencia científica” sobre los asuntos públicos.
“En nuestras aulas se ejerce el pensamiento crítico y caben todas las corrientes de pensamiento. La pluralidad de las ideas se traduce en diversidad política y muchos de nuestros egresados están presentes en las diversas expresiones políticas y de la vida pública. No obstante, la UdeG como institución no participa ni busca participar en ninguna de estas expresiones”, aclaró.
Al interior de lo que los mismos dirigentes universitarios han llamado “mente colectiva” tras el suicidio de Raúl Padilla, existe la sensación de que esa muerte dejó al gobernador sin un enemigo político, estrategia que ha usado toda su carrera para ganar reflectores y por lo cual anda en busca de un nuevo contrincante, como dijeron es notorio en su carta, descortés además porque la UdeG sigue en duelo.