Moscú. Las autoridades rusas detuvieron a primera hora de este lunes a Daria Trepova, mujer de 26 años nacida en San Petersburgo que es sospechosa de haber entregado al bloguero Maksim Fomin, conocido por su seudónimo Vladlen Tatarsky, la estatuilla que contenía una bomba que lo mató en una cafetería de la antigua capital del imperio ruso la tarde del domingo anterior.
En un fragmento del interrogatorio de Trepova, difundido por el Comité de Instrucción de Rusia a través de los canales de la televisión pública, preguntada si era consciente de por qué se le detuvo y de qué se le acusaba, respondió afirmativamente: “Por estar en la escena del asesinato y por entregar una figurita que explotó”, pero no quiso precisar quién le dio la estatuilla. “¿Puedo responder eso, un poco más tarde?”, preguntó a su interrogador, instantes antes de cortarse la grabación del video.
Por Trepova –identificada por los medios de comunicación que están en la órbita del Kremlin como “activista contra la guerra en Ucrania, detenida el año pasado en una manifestación de protesta”, el 24 de febrero, el mismo día de la invasión, y condenada a diez días de prisión administrativa– respondió el Comité Antiterrorista Nacional de Rusia, instancia que coordina las dependencias de seguridad del Estado en el combate al terrorismo, mediante este comunicado categórico:
“Se estableció que el atentado terrorista, cometido el 2 de abril en San Petersburgo, contra el reconocido periodista Vladlen Tatarsky (Maksim Fomin, su nombre real) fue planificado por los servicios de inteligencia de Ucrania con la participación de agentes que colaboran con el FBK (siglas en ruso del Fondo de Lucha contra la Corrupción) de (el líder opositor, encarcelado Aleksei) Navalny, del cual la detenida Trepova es una seguidora activa”.
Y en el mismo tenor el vocero del Kremlin, Dimitri Peskov, afirmó que Rusia no se enfrenta a “una ola de terrorismo: se enfrenta al régimen de Kiev, que apoya el terrorismo”.
Añadió: “Es un régimen que está detrás del asesinato de Daria Duguina, es un régimen que muy probablemente esté detrás de la muerte de Fomin, del atentado terrorista en San Petersburgo. Es un régimen que está detrás de la muerte de personas a lo largo de muchos años, desde 2014. Precisamente por eso se lleva a cabo la operación militar especial”.
Desde el exilio, el director del FBK, Ivan Zhdanov, desmintió cualquier vinculación de la organización creada por Navalny con el atentado que mató a Fomin: “Estamos ante una situación por demás absurda. Refutar el hecho de que lo hicimos es una idiotez. Naturalmente, no nos dedicamos a esto. No refutar: ¿y si alguien se cree que realmente lo hicimos?”.
Según Zhdanov, “hace tiempo que nos quieren colgar la etiqueta de terroristas y pronto habrá un nuevo juicio contra Navalny. Obviamente quieren darle la condena máxima y el terrorismo es muy conveniente para eso”.
El colaborador del líder opositor está convencido de que “todo indica que en realidad fueron agentes del FSB (siglas en ruso del Servicio Federal de Seguridad) quienes simplemente eliminaron a este propagandista (Fomin) para echarnos la culpa: necesitan no sólo un enemigo absoluto externo, Ucrania, sino también uno interno, el equipo de Navalny”.
El esposo de Trepova, Dimitri Rylov, quien tras ser perseguido como miembro del proscrito Partido Libertario se refugió en otro país, declaró que alguien la está utilizando mediante engaños: “Estoy completamente seguro de que ella no pudo hacer eso (el atentado con bomba) por su propia voluntad. Sí, Daria y yo no apoyamos la guerra en Ucrania, pero consideramos que acciones de ese tipo son inadmisibles. No tengo la más mínima duda de que ella nunca hubiera aceptado participar si supiera qué iba a ocurrir”.
Y después de lo que dicen unos y otros, únicamente quedan más dudas que certezas. Emergen a primer plano especulaciones de todo tipo que no tiene sentido reproducir, pues por el momento no existe ninguna evidencia que las corrobore, y no sería la primera vez que este tipo de crímenes nunca se lleguen a esclarecer por completo.
Reforzar la frontera noroccidental
A partir de este martes, cuando se haga oficial el ingreso de Finlandia a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), a reserva de que más adelante lo haga Suecia, Rusia tendrá que reforzar la seguridad de su frontera noroccidental.
Así lo confirmó este lunes el viceministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Viktor Grushko, quien declaró que “ya hemos instrumentado parte de las medidas que buscan reforzar nuestro potencial bélico en el oeste y el noroeste”.
Y advirtió que en caso de que otros países de la alianza noratlántica desplieguen tropas y armamento en el territorio de Finlandia, “Rusia tomará medidas adicionales para garantizar su seguridad”.
Finlandia y Suecia renunciaron a su estatus de países neutrales y solicitaron su ingreso a la OTAN –firmaron el protocolo de adhesión el 5 de junio de 2022, que en el caso del segundo sólo falta ser ratificado por Turquía–, a consecuencia de la guerra que desató Rusia en el vecino país eslavo, entre otros motivos oficiales para “impedir que continuara, con la admisión de Ucrania, la expansión hacia el este de la alianza noratlántica”.
Desde este martes, a los mil 215 kilómetros de frontera terrestre que mantiene Rusia con cinco países de la OTAN, habrá que añadir los mil 290 kilómetros que la separan de Finlandia, el miembro número 31 de la alianza noratlántica.
Una explosión en un café en San Petersburgo, del que antes era dueño Yevgeny Prigozhin, líder del grupo mercenario Wagner, mató al blogger militar ruso Vladlen Tatarsky y lesionó a 32 personas más. Infografía Graphic News