Mérida, Yuc. Si la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed, por su sigla en inglés) reacciona a la situación bancaria de ese país con alzas más agresivas en la tasa de interés, que el mercado perciba como un “ahora sí, agárrate”, se estaría ajustando el estimado de crecimiento de México. “Los efectos recesivos siempre son notables”, aunque la revisión no sería “demasiado dramática”, reconoció el secretario de Hacienda y Crédito Público, Rogelio Ramírez de la O.
En conferencia de prensa explicó que los estimados macroeconómicos que se presentarán en los Precriterios de Política Económica 2024 se están moviendo de un lado a otro y la respuesta de la Fed la próxima semana podría definir si México se mantiene en posibilidades de crecer 3 por ciento, en el máximo del rango estimado por Hacienda, o si por el contrario se tiene que hacer un ajuste a la baja.
La Secretaría de Hacienda y Crédito Público hasta ahora mantiene un estimado de crecimiento que va de 1.2 a 3 por ciento, pero incluso Ramírez de la O adelantó hace un mes que, salvo “una gran recesión” internacional, México se enfila a crecer por arriba de 3 por ciento este año; “los fundamentos macroeconómicos que tenemos son sólidos”.
El choque que desató el colapso del Silicon Valley Bank (SVB) en el sistema bancario de Estados Unidos hace una semana, al cual siguió uno en el europeo, ha cambiado las perspectivas de la economía internacional, a la espera de cómo responda la Fed.
“Los Precriterios están cambiando de un punto a otro. No están cambiando por la razón de los bancos americanos. Incluso, no está claro para nosotros si lo que pasó con los bancos americanos va a dar una señal de parte de la reserva federal que se lea en el mercado como razón para júbilo, en cuyo caso nos mantenemos en el escenario de crecimiento relativamente alto”, adelantó Ramírez de la O.
El otro escenario es: “si la Reserva Federal se apuesta y la reacción que se percibe es una reacción ‘ahora sí agárrate’, vamos a estar en un escenario de aumento de tasas y en ese tipo de escenarios, los efectos recesivos siempre son notables, pero es un desplazamiento en una curva, es un desplazamiento muy fino, no sería una revisión demasiado dramática”, pormenorizó.
Explicó que lo anterior se debe a que la dependencia también reconoce la fuerza de la demanda interna mexicana, la cual tiene una inercia más allá del corto plazo por las obras que se están concluyendo, así como los niveles de ocupación alta en la planta industrial y en el sector laboral.
Sobre el riesgo de contagio a otros mercados, que se presumió en las primeras jornadas luego de la caída del SVB, Ramírez de la O relató que en México no se prendieron las alarmas, porque los bancos mexicanos están sobrecapitalizados, en casi el doble del mínimo regulatorio.
“No hubo convocatoria de emergencia, no hubo llamada de alarma. Hubo un intercambio de notas interno, de oficina a oficina”, dijo. Con Estados Unidos no se requirió un intercambio de información internacional, pero con Reino Unido sí hubo un cruzamiento de datos por la compra que hizo HSBC de la filial de SVB.
Explicó que el efecto que tuvo en los mercados se debe a que se percibió como un evento que pudo ser sistémico y por ello hubo una corrida hacia activos seguros como el dólar, pero no por contagio. Es un “impacto de cortísimo plazo en el tipo de cambio”, consideró.