Fráncfort. El Banco Central Europeo (BCE) volvió a aumentar este jueves sus principales tipos de interés en 0.50 puntos porcentuales, para combatir la inflación, juzgando que los bancos de la zona euro son sólidos y "resilientes" pese a las turbulencias que afectan al sector.
Sin embargo, los guardianes del euro se mostraron prudentes y no aludieron, como habían hecho hasta ahora, a la necesidad de seguir aumentando tasas de forma "significativa".
El BCE está inmerso desde el pasado verano boreal en una política de subida de tasas sin precedentes, pero desde la semana pasada surgieron dudas sobre su determinación a mantenerla debido a la quiebra del banco cestadunidense Silicon Valley Bank (SVB) y a las preocupaciones por la situación del Credit Suisse.
Los mercados no descartaban la posibilidad de una subida de 0.25 puntos por centuales, menor de la inicialmente prevista y anunciada el mes pasado por el propio instituto emisor.
Ahora, los tipos de interés del instituto emisor de la zona euro se sitúan en una horquilla de entre 3 por ciento y 3.75, nivel máximo desde octubre de 2008.
"El BCE mantiene el rumbo [...] pues cualquier sobresalto se hubiera interpretado como una debilidad", apuntó Jens-Oliver Niklasch, del banco LBBW.
Menos inflación y más crecimiento
"La prudencia querría que se hiciera una pausa [en el endurecimiento de la política monetaria] y que se retomaran las subidas más tarde, pero el BCE podría juzgar que su credibilidad en materia de lucha contra la inflación, ya en mal lugar, no se lo puede permitir", subrayaron analistas de ING antes de la reunión.
Ante la escalada de los precios tras la ofensiva rusa en Ucrania, el BCE inició en julio un ciclo de subidas de tasas sin precedentes, poniendo fin a casi una década de dinero barato.
Este endurecimiento, llevado a cabo por todos los grandes bancos centrales para aumentar el coste del crédito y frenar la subida de precios, también ha contribuido a debilitar a los bancos comerciales.
Pero la batalla contra la inflación está lejos de haber terminado.
Los precios de la zona euro cayeron en febrero por cuarto mes consecutivo, hasta 8.5 por ciento interanual. Sin embargo, la llamada inflación subyacente, que excluye la energía y los alimentos, subió de nuevo hasta un récord de 5.6 por ciento.
En sus nuevas previsiones publicadas este jueves, el BCE apuntó que la inflación en la zona euro, formada por 20 de los 27 países de la Unión Europea (UE), debería ser menor y su tasa de crecimiento mayor de lo previsto en 2023.
Esa mejora se debería a un menor empuje de los precios de la energía y a una "mejor resistencia de la economía".
La inflación de la zona euro debería alcanzar 5.3 por ciento en 2023, frente a 6.3 previsto a finales de diciembre, y caer a 2.9 en 2024 y a 2.1 por ciento en 2025.
Y el PIB debería crecer 1 por ciento este año -en comparación con 0.5 que se preveía hasta ahora- y un 1.6 en 2024 y 2025.
La presidenta del BCE, Christine Lagarde, instó a los gobiernos de la zona euro a "empezar rápidamente a reducir" los apoyos presupuestarios a hogares y empresas, pues los precios de la energía están bajando, para evitar "aumentar la presión inflacionista a medio plazo".
Prudencia en las bolsas
Tras el anuncio de Credit Suisse de que recurriría al banco central suizo para obtener créditos por 50 mil millones de francos suizos (50 mil 700 millones de euros, 53 mil 700 millones de dólares), los mercados repuntaron con fuerza en la apertura, tras las fuertes caías del miércoles.
Sin embargo, las principales bolsas europeas limitaron su entusiasmo durante la jornada. Hacia las 13:35 horas, París subía 0.42 por ciento, Fráncfort 0.05, Londres 0.08, Madrid 0.32 y Milán 0.16 por ciento.
En Nueva York, Wall Street abrió en rojo: el índice industrial Dow Jones arrancó con una pérdida de 0.56 por ciento, el Nasdaq de componente tecnológico cedía 0.37 y el S&P 500 0.49.
En Asia, la preocupación por los efectos de la quiebra de SVB siguió pesando en la sesión de este jueves. Tokio perdió 0.8 por ciento, Hong Kong 1.72 y Shanghái 1.12 por ciento.