Aunque la situación ha cambiado en décadas recientes, dedicarse a la dirección de orquesta es todavía poco frecuente y algo complejo para una mujer, según la española Julia Cruz, quien a sus 26 años pertenece a la nueva generación de profesionales de esa disciplina que comienzan a despuntar en el ámbito sinfónico de Europa y América.
De cara a su debut en nuestro país, que tendrá lugar esta noche al frente de la Orquesta Filarmónica de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) como parte de las Jornadas de Mujeres en la Música, la joven intérprete nacida en Valencia en 1996 aclara que esa dificultad es palpable desde los estudios de esa especialidad, al menos en España, donde durante los cuatro años que dura compartió aulas sólo con otra mujer, y en las clases magistrales aún es la única asistente de género femenino.
Todavía hay quien tiene ciertas barreras mentales que no le permiten comprender que una mujer puede dirigir, componer, puede hacer cualquier otra cosa perfectamente. Es verdad que quien dirige y quien compone somos figuras de autoridad muy evidentes, y creo que eso es lo que incomoda a muchos.
Discursos caducos
–¿Percibe entonces que la música sigue siendo un ámbito masculino?
–Está cambiando muchísimo. No quiero hablar de establishment, pero quizás a cierta generación en la música académica le molesta esta modernización que experimenta el campo; a veces parece que la música pierde el contacto con la realidad y con los tiempos. Al final, ¿qué porcentaje de obras de nueva creación tocan las orquestas? Pues muy poco. Desgraciadamente, parece que nos dedicamos únicamente a obras que se escribieron hace 200 años.
Entonces, puede que por eso, y por ese halo de mistificar que a veces puede verse en ciertos grupos en la música clásica, esta expresión esté alejada de la realidad. Quizá también sea por esa razón que hay ciertas personas dentro de esta música que rechazan cambios que en la sociedad ya se están dando.
La directora orquestal niega que la música de concierto sea un ámbito conservador o cerrado y aclara que, por fortuna, son muchas las instituciones musicales y orquestas en el mundo que muestran cada vez mayor apertura, entre ellas la Ofunam.
Hace un paréntesis con el caso de la Filarmónica de Viena, que apenas a finales de 2022 asentó que una mujer dirigirá el tradicional Concierto de Año Nuevo cuando llegue el momento
y que para afrontar ese reto hace falta mucha experiencia: Hay ciertas orquestas que siguen teniendo esos valores y que piensan, creo, que proteger esa tradición les da un valor añadido. Ese es un discurso que cada vez funciona menos en la sociedad
.
Convertirse en directora de orquesta fue muy natural
para Julia Cruz, quien lo determinó a los 16 años tras dejar de lado sus estudios de trombón, los cuales había iniciado una década atrás. Sus referentes son la neerlandesa Antonia Louise Brico (1902-1989) y la estadunidense Marin Alsop, con quien hará estudios de especialización.
Aprendizaje de toda la vida
Dirigir es algo que se aprende durante toda la vida, tengo la sensación, y uno siempre será aprendiz; es algo que puede dar un poco de vértigo, pero también brinda alegría enorme, porque permite seguir avanzando, descubriendo y renovándose como artista
, considera.
“Dirigir es una grandísima responsabilidad y un enorme privilegio. Una responsabilidad, porque está en las manos de uno el tiempo y el oficio de otras personas, lo cual es muy serio. También se tiene la responsabilidad del día del concierto en la que uno debe mostrar un objeto artístico con calidad y honesto. Ésa es nuestra responsabilidad con el público.
“Por otra parte, es un grandísimo privilegio, porque es una posición de poder, y eso se traduce en que podemos tomar decisiones. Soy ahora mismo quien decide; mi criterio prevalece sobre el de los integrantes de la orquesta, eso es muy fuerte. Entonces, sí es un peso, pero como el de cualquier otro que ostente una posición de poder. Tiene mucho que ver con cómo entiende cada quien el poder, en mi caso no es como algo vertical.
Evidentemente, en el ensayo la estructura jerárquica es vertical, yo tomo las decisiones, pero creo que es mucho más humano e incluso productivo no pretender ser una bola de poder que irradia y manda sobre todos los músicos, además porque es una decisión bastante corta de miras; una orquesta está llena de grandísimos profesionales, ¿por qué no abrirse a eso?
Para la directora de orquesta española, quien maneja un amplio repertorio, que va de Haydn a la música contemporánea, y admite estar enamorada de la ópera italiana, la parte más grata de su profesión son los ensayos: “Al final, es una reunión de gente haciendo lo que ama. ¿Por qué no debería entonces ser divertido?
Evidentemente, es un trabajo y conlleva sus responsabilidades, pero es un momento maravilloso, por la lectura que hacen los músicos y el aprendizaje constante que ofrece. Eso es un regalo. Aprender es un regalo siempre, y creo que en este oficio siempre tiene uno la oportunidad de aprender de otras personas. Es prácticamente el mejor trabajo del mundo.
Los conciertos que dirigirá Julia Cruz se efectuarán hoy a las 20 horas y mañana a las 12 en la sala Nezahualcóyotl del Centro Cultural Universitario (Insurgentes Sur 3000, Ciudad Universitaria).