Trabajadores del Museo Nacional de Arte (Munal) cerraron este viernes ese recinto localizado en el Centro Histórico y advirtieron a las autoridades del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (Inbal) que así lo mantendrán hasta que sea destituida la coordinadora administrativa, Susana Ugalde, a quien acusan por la supuesta “falta de respeto a los derechos laborales” y “constante violencia laboral”.

Ante esa situación, el Inbal, por conducto del Subdirector General de Administración, Pedro Fuentes Burgos, informó por la noche a La Jornada que darán de plazo a los empleados para que el lunes o a más tardar el martes reabran el museo, o en caso contrario “vamos a tener que tomar medidas de carácter jurídico que nos permitan restablecer el servicio”.

En entrevista telefónica, el funcionario señaló que están dispuestos a dialogar con los inconformes para buscar una solución satisfactoria para ambas partes. Dijo que intentaron establecer contacto con ellos este viernes y que este sábado el director de Relaciones laborales, Darío Montiel, acudirá al Munal para buscar un acuerdo.

“Lo que nos preocupa es que están interrumpiendo un servicio cultural, no sólo por la afectación de las entradas que pudiera tener el instituto al estar cerrado el museo, sino al no permitir al público visitar las obras; generalmente, los fines de semana tenemos más públicos”, indicó.

Fuentes Burgos consideró sin fundamentos las acusaciones realizadas por los trabajadores de ese espacio contra la coordinadora administrativa Susana Ugalde y aseguró que no será removida de su cargo.

“Lo que han dispuesto ellos (los trabajadores) es que si no la corremos no van a abrir el museo. Es algo que no vamos a permitir, porque es un precedente gravísimo (…) nos sale contraproducente. El otro día hacia yo la reflexión: después del administrador, sigue el director del museo, luego el director de laborales, yo y así hasta llegar con la directora del Inbal”.

El funcionario explicó que las acusaciones de “acoso laboral” contra la administradora del Munal se deben al descontento entre cierto grupo de la plantilla laboral porque se les exija que cumplan con su jornada completa de trabajo, no se otorguen tantas horas extra como antes y no se permita que sean ellos quienes asignen las plazas que quedan vacantes.

Tras asegurar que algunos trabajadores checan y se ausentan hasta dos horas de su área de trabajo por la mañana para desayunar o se van una hora antes de su salida, indicó que existe la costumbre de asignar tiempo extra, se necesite o no, lo que ha provocado gastos excesivos.

Ante los señalamientos del órgano interno de control para establecer lineamientos más rigurosos, “los administradores son muy cuidadosos, y entonces los trabajadores califican eso como acoso laboral. No es que se les haya quitado el tiempo extra, sino que ahora se asignará cuando sea necesario”.

Sobre las plazas vacantes, Fuentes Burgos aclaró que como autoridades las están usando para cumplir laudos del Tribunal Superior de Justicia de aquellos trabajadores que han demandado y ganado el juicio.

“El incumplimiento de una orden judicial, nos lleva como funcionarios a un desacato y esto a su vez al peligro de ser juzgados, destituidos o multados, depende del retrato que tengamos”.