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Soprano mixe visibiliza y preserva las lenguas de México

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Portada del disco ‘Orgullosa soy raíz’, primera producción musical de María Reyna, quien realizará una gira de conciertos por Nueva York, Stamford y Washington. Foto cortesía de la artista
08 de marzo de 2023 09:41

Ciudad de México. Yo siempre voy a cantar en mi lengua materna porque ahí es donde vibra María Reyna, afirma la soprano mixe en entrevista. Lo que más me ha pasado en los últimos años es que no reconocen el trabajo que estamos haciendo. Las instituciones, sobre todo, de repente no te valoran lo mismo que otros artistas que están en el lado comercial. Y ha sido un proceso muy largo, lo único que te puedo decir es que nunca me he rajado.

Desde niña, en la sierra norte de Oaxaca, María Reyna descubrió el poder de su voz. Nacida en Santa María Tlahuitoltepec, en 1990, creció entre montañas rodeadas de nubes, donde el viento suena entre los instrumentos de las bandas tradicionales. Fue ahí donde comprendió que ese sería su destino. En la adolescencia migró a Guadalajara para continuar sus estudios de bel canto y las óperas italianas con el profesor Joaquín Garzón.

Descubrí que cantar en mi lengua materna es donde vibro más, manifiesta, aunque podría dedicarse a cantar ópera o música clásica. Hay que hacer lo que te apasiona. Hoy, después de muchos años, comprendo que fue una elección maravillosa cantar en mi lengua materna. Cuando lo hice fue realmente descubrir quién es María Reyna. Después de 14 años de actuar como única embajadora de las palabras indígenas, ha sido extraordinario.

Sin embargo, es muy difícil trabajar en la cultura porque pasan muchos años antes de que reconozcan lo que estás haciendo, como mujer e indígena todavía más. Por eso, en los últimos se ha dedicado a buscar espacios en los teatros, aunque reconoce que no ha sido nada fácil. “Todos los días luchamos, nos preparamos…, pero algunos preguntan: ‘¿Cuánto es lo menos?’. Ha sido un proceso muy lento. También hay gente que dice que el costo es muy alto”.

El canto en lengua indígena –no sólo de su lengua materna– es uno de los retos que comenzó durante la pandemia, en 2021. Fue una locura que se nos ocurrió, pero una locura muy bonita, dice sobre el proyecto Canto a la Raíz, con el que se propone incluir las 68 lenguas que se reconocen en México. Hasta ahora lleva 14, la meta es abarcar 10 cada año. El proyecto es independiente y avanza con sus propios recursos.

Quiero retornar a mis raíces, visibilizar y preservar las lenguas de mi país, y hacerlo con todo el amor del mundo.

Su primera grabación discográfica fue Orgullosa soy raíz, en la cual demuestra su técnica operística que fusiona con otros géneros, como el jazz, el bolero y la música tradicional, en la que incluyó temas en mixe, mixteco, zapoteco, náhuatl, maya y español.

Cuando baja del escenario, aprecia que le digan que fue muy bonitogracias por hacerme vibrar o me hiciste valorar la lengua, aunque no hayan entendido lo que cantó.

Sé que a muchas personas sus padres les dijeron que no hablaran en su idioma porque no les iban a dar espacios, que tenían que aprender español. Cuando tenía 15 años y ya estaba en la ciudad siempre hablé mi lengua materna, siempre lo hice y nunca me sentí avergonzada de usar mis trajes; al contrario, hoy ofrezco mis conciertos con mis trajes tradicionales, que también mezclo con elementos artesanales de mi comunidad o de alguna región de la República.

Para la gira de conciertos Welcome to Little México, que está a punto de hacer en Nueva York, Stamford y Washington, María Reyna posa con un rebozo en el cartel promocional, que acompaña con la frase La música me escogió a mí.

Tääk’unk (madrecita, en mixe) es la canción que la dio a conocer hace más de 10 años, sobre todo en las redes sociales. Mis paisanos me preguntaban cuál era el estilo en qué estaba cantando, debido a que les extrañaba el tono tan agudo que escuchaban.

Hoy agradezco a mi comunidad porque hablamos la lengua natural de mi pueblo. En otras comunidades reconocen el trabajo que estoy haciendo. Cuando canto en otra lengua que no es la mía, hago el 99 por ciento del esfuerzo para que los hablantes de esa lengua me entiendan. Lo interpreto como si fuera mi idioma, pero trato de ser responsable y pronunciarla como me la enseñaron.

De niña en Tlahui –como le dice de cariño– creció oyendo la banda filarmónica. “Los niños, desde que están en el rebozo de su mamá, ya sienten la música. Está la calenda y los nenes bailan. Yo siento que lo llevo en la sangre. A mí me dieron la voz. De chiquita, desde que tengo memoria, sabía que quería ser cantante. No hay para dónde irse si ya lo tienes.

No cambiaría nada de lo que he vivido, de lo que soy, de donde vengo, de mis padres que se dedican al campo, a quienes a veces les cuesta entender esta carrera. Pero soy feliz de poder hacerlo, de visibilizar las lenguas originarias y de decirle a las mujeres de las comunidades que también lo pueden lograr. Es algo que me sigue emocionando.

 

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