Naciones Unidas. Los estados miembros de la ONU avanzaban este sábado en Nueva York, tras una noche en vela, las negociaciones en pos de superar sus divisiones y firmar finalmente un tratado para proteger la altamar, un tesoro frágil y vital que cubre casi la mitad del planeta.
Después de más de 15 años de conversaciones informales y formales, se llegó al final de dos nuevas semanas de discusiones, en la tercera ronda de diálogos en menos de un año.
Pero la maratón sigue: sin dormir, los participantes todavía estaban reunidos a puertas cerradas este sábado para resolver en particular la cuestión altamente política de compartir los eventuales beneficios de los recursos genéticos marinos recolectados en altamar.
"Tratado global de altamar. Ahora he estado oficialmente en negociaciones en la ONU durante 24 horas", escribió en Twitter la subsecretaria de Asuntos Exteriores de Nueva Zelanda, Victoria Hallum. "Ese es un nuevo récord para mí. ¡Tan cerca ahora!".
La madrugada de este sábado la presidenta de la conferencia, Rena Lee, había dicho que se estaba avanzando. Todavía hay "una oportunidad para sellar el trato y no debemos dejar que esta oportunidad se nos escape de las manos", afirmó.
Un borrador del texto visto horas después por la Afp no contenía el capítulo sobre recursos genéticos marinos.
"Todavía tiene muchos paréntesis", dijo Nathalie Rey, de High Seas Alliance, una agrupación de alrededor de 40 ONGs. "Pero está claro (que) todavía están tratando de conseguir el tratado hoy (sábado), de lo contrario habrían tirado la toalla".
Acuerdo pero no adopción
Incluso si se alcanzan acuerdos en todos los temas pendientes, el tratado no podrá ser formalmente adoptado durante esta sesión, explicó Lee el viernes.
Pero podría "finalizarse" sin la posibilidad de reabrir discusiones "de fondo", antes de la adopción formal en una fecha posterior, cuando haya sido escrutado por los servicios jurídicos y traducido a las seis lenguas oficiales de las Naciones Unidas, agregó.
Aunque no se adopte formalmente ahora, es "un gran paso adelante", declaró a la Afp Veronica Frank, de la oenegé ambientalista Greenpeace.
La altamar comienza en la frontera de las Zonas Económicas Exclusivas de los países (ZEE), que se extienden hasta las 200 millas náuticas (370 kilómetros) desde las costas. Por lo tanto, no caen bajo la jurisdicción de ningún país.
Si bien la altamar comprende más de 60 por ciento de los océanos del mundo y casi la mitad de la superficie del planeta, durante mucho tiempo han concitado mucha menos atención que las aguas costeras y algunas especies icónicas.
Solo alrededor de 1 por ciento de la altamar está actualmente protegida.
Sin embargo, los ecosistemas oceánicos crean la mitad del oxígeno que respiran los humanos y limitan el calentamiento global al absorber gran parte del dióxido de carbono emitido por las actividades humanas. Y están amenazados por el cambio climático, la contaminación y la sobrepesca.
"Equidad" norte-sur
Para muchos, cualquier acuerdo sobre la altamar se reduce a una cuestión de equidad norte-sur. "De geopolítica", comentó Minna Epps, de la Unión Internacional para la Protección de la Naturaleza (UICN).
Los países en desarrollo están preocupados por no ser parte plena del tratado debido a la falta de recursos financieros y temen verse privados del trozo de torta de la comercialización de potenciales moléculas milagrosas que podrían ser descubiertas en aguas internacionales.
En un anuncio visto como un gesto para fortalecer la confianza norte-sur, la Unión Europea (UE) comprometió, en Nueva York, 42 millones de dólares para facilitar la ratificación del tratado y su implementación inicial.
Esta semana, los delegados en la conferencia global celebrada en Panamá Our Ocean (Nuestro océano), sobre el futuro de océanos del mundo, también prometieron más de 19 mil millones de dólares, incluidos 6 mil millones de Estados Unidos y 860 millones de dólares de la UE para la conservación marina.
Los observadores entrevistados por Afp dicen que resolver estos problemas financieros políticamente sensibles podría desbloquear todo lo demás y permitir al fin someter el texto a la aprobación de la conferencia.
Si se llega a un acuerdo, queda por ver si los compromisos resultarán en un texto lo suficientemente sólido como para proteger los océanos de manera efectiva.
"El texto no es perfecto, pero tiene un camino claro hacia el 30 por 30", dijo Frank de Greenpeace, refiriéndose al compromiso de todos los gobiernos del mundo de proteger el 30 por ciento de las tierras y océanos para 2030, acordado en Montreal en diciembre.