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Ante el miedo, la expresión artística fue la respuesta; aportó consuelo y esperanza

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En marzo de 2021, unos cuatro mil 500 fanáticos del rock, que fueron sometidos a prueba de detección de covid-19, asistieron a un concierto en Barcelona. Foto Ap
02 de marzo de 2023 08:48

Ciudad de México. La declaratoria de pandemia por parte de la Organización Mundial de la Salud apagó las luces de cines, museos, teatros, conciertos, festivales… el planeta bajó el telón. Las pérdidas se siguen contabilizando, pero esa angustia llevó al mundo del arte a un renovado vigor y a una nueva inventiva. Comunidades enteras, aisladas en sus hogares, se unieron para cantar, tocar, bailar, proyectar películas desde las ventanas de sus casas o, incluso, hacer performance desde el interior del hogar.

Museos, teatros de ópera, salas de conciertos y otras instituciones culturales abrieron sus puertas virtuales, ofreciendo visitas a sus colecciones y retransmisiones de espectáculos. Bibliotecas y cinetecas pusieron sus archivos digitales a disposición del público. Desde cualquier lugar, los artistas se las ingeniaron para echar mano de Internet. A veces fue suficiente un teléfono celular y, en otros casos, un equipo más avanzado para reproducir en línea la experiencia de un concierto o un espectáculo.

En México, la Secretaría de Cultura federal implementó Contigo en la Distancia, programa de presentaciones y actividades virtuales ofrecidas por artistas de todas las disciplinas.

El streaming se convertía así en la única forma de compartir el entretenimiento de forma gratuita o pagada. En años, el trabajo en línea fue el cobijo para la creación y la única forma de reactivar a la industria alrededor del mundo.

Difícil olvidar los conciertos de balcones, las funciones cinematográficas al aire libre y las presentaciones a través de Internet. Los primeros conciertos en línea bien organizados fueron el iHeart Living Room Concert For America y el One World Together at Home.

Surgieron plataformas y otras, que ya vivían en un pequeño nicho, crecieron repentinamente. El foro, las salas y la audiencia se hicieron intangibles mostrando que la expresión creativa no tenía fronteras, ni tiempo o espacio. La cultura quería estar viva, aunque fuera en la fibra óptica. Y además, dejar cultivo. Es decir, muchos aprovecharon el aislamiento para el estallido creativo. La pandemia es ahora tema en gran cantidad de obras de toda disciplina.

La transformación de la audiencia

No más películas nuevas hasta que acabe la influenza, tituló un encabezado del New York Times en octubre de 1918, mientras la mortal segunda ola de la gripe española se desataba. Un siglo después, durante otra pandemia, las cintas se enfrentaron a la misma situación. Aunque hoy están los servicios de streaming, video a la carta, cine virtual, que nunca pararon de estrenar filmes pese al covid-19.

Algunos estudios tomaron medidas para llevar sus productos a las plataformas, ecosistema que a la fecha no deja de crecer. Pero a medida que la pandemia iba controlándose, los servicios dejaron la gratuidad. Fue el momento del crecimiento de las plataformas de contenido audiovisual como Netflix, Amazon Prime, HBO, Disney, Hulu, entre otras, las cuales se volvieron parte central del entretenimiento de millones en el mundo, al tiempo eso derivó en una batalla por allegarse más suscriptores.

Luego de un año de pandemia, los espectáculos comenzaron a reactivarse en espacios abiertos. Cines y teatros abrieron con poco aforo con la expectativa de la medidas sanitarias globales. Fue el momento de tener a la mano las vías presenciales y virtuales para acercar al público. El mundo del entretenimiento devino mestizo en su producción y consumo.

Las vacunas llegaron para dar ilusión y las citas con la música regresaron con optimismo, pero afrontando retos como la excesiva oferta, la subida de precios y el eclecticismo en los carteles. No obstante, continuaron los conciertos en casa, lo que reflejó que el mercado mundial de la música creciera 7.4 por ciento en 2020 impulsado por el streaming de pago. Las plataformas musicales, lideradas por Spotify, Apple y Deezer, representaban 62.1 por ciento de los ingresos globales de la música

La pandemia fue parteaguas para el cambio de ver el consumo cultural, con el mejor ejemplo en el campo audiovisual. Las plataformas y la industria de exhibición cinematográfica implementaron nuevas estrategias de mercadotecnia. Grandes producciones planeadas para la pantalla grande se estrenaron por streaming; otras llegaron a pocos cines y otras fueron una mezcla de ambas. Exhibición híbrida, modelo que se sigue hoy.

Con suscripciones que van de 79 hasta 249 pesos, en México hay al menos 10 plataformas de streaming. Según información de la firma de consultoría The Competitive Intelligence Uniti, el año pasado este rubro cerró casi en 12 millones de suscriptores. La plataforma de mayor presencia en México es Netflix, pues concentró al menos 63.5 por ciento de los 12 millones de suscriptores; le siguió Disney+ con 12.6; HBO Max con 9.3; Amazon Prime, 7.1; Claro Video, con 3.6 y Blim TV con 1.9 puntos porcentuales.

Otro tema es el acceso democrático a la cultura vía Internet, que suena como una bella sinfonía, pero puede convertirse en ruido blanco si se obvia que el acceso a través de medios digitales está fuera del alcance de millones de personas en el mundo, según la Unión Internacional de Telecomunicaciones de las Organización de Naciones Unidas.

 

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