Nueva York y Washington. Al confrontar el fracaso de su política antinarcóticos, ante una “epidemia” de sobredosis de drogas ilícitas encabezada por fentanilo que ha causado más de 100 mil muertes anuales, los políticos estadunidenses buscan un villano a quién culpar y que distraiga de sus propias carencias, y al parecer han llegado a un consenso bipartidista: México.
Una vez más, los cárteles de droga mexicanos y los insuficientes esfuerzos del gobierno para enfrentarlos fueron identificados de nuevo como los culpables de la crisis de fentanilo que está generando cientos de miles de muertes en Estados Unidos.
El procurador general de Estados Unidos, quien es también secretario del Departamento de Justicia, Merrick Garland, reconoció que los esfuerzos para abordar la crisis de fentanilo no están funcionando y apuntó su dedo a los cárteles mexicanos a los que acusó de desatar al fentanilo sobre el pueblo estadunidense.
“Esta es una epidemia horrible desatada a propósito por los cárteles de Sinaloa y Nueva Generación Jalisco”, afirmó.
En una audiencia del Comité Judicial del Senado, fue preguntado por los esfuerzos del gobierno mexicano para ayudar a Estados Unidos a frenar el flujo de esta droga, Garland respondió: “nos están ayudando pero podrían hacer mucho más, no tengo duda de eso”.
“Si esto es ayuda, no quisiera ver qué sería no estar ayudando”, le respondió el senador republicano Lindsey Graham.
El procurador informó a los senadores que había viajado a México en dos ocasiones para abordar este problema y ha hablado otro par de veces con su contraparte en México. “Esta es una enorme prioridad para el Departamento de Justicia”, subrayó.
La audiencia incluyó intercambios de acusaciones entre demócratas y republicanos sobre a quién culpar por la creciente crisis de sobredosis en el país. El senador republicano John Cornyn, de Texas, acusó al gobierno de Joe Biden de promover una política de “fronteras abiertas” que permite el ingreso incontrolable de inmigrantes y drogas, y denunció que no están tomando seriamente la amenaza del envío de fentanilo desde México, todo parte de lo que él declaró es “un modelo de negocios exitoso de los cárteles”.
Pero gran parte de los intercambios sobre este tema en la audiencia no fue nada nuevo ya que se repitieron los mismos argumentos que en audiencias previas donde los republicanos culpan al gobierno de Biden y los demócratas de fallar en controlar la frontera y el flujo de migrantes y drogas. Por su parte, los demócratas responden a sus contrincantes republicanos con hechos como los detectados por la Oficina de Contabilidad del Gobierno (GAO, oficina de investigaciones del Congreso) de que un 90 por ciento de los decomisos de droga en la frontera se logran en puntos de entrada oficiales, y que un 91 por ciento de esos decomisos son de droga transportada por ciudadanos estadunidenses.
Pero a pesar de desacuerdos partidistas por el manejo de la frontera, aparentemente -como se vio en la audiencia de hoy y en anteriores durante el último mes- hay un consenso bipartidista de que el fracaso real está al sur de la frontera.
“La cada vez más politizada Oficina del Fiscal Nacional (sic) de México ha mostrado poco apetito para enjuiciar casos relacionados con el fentanilo”, declaró el combativo senador demócrata Bob Menéndez en una audiencia del Comité de Relaciones Exteriores que encabeza en febrero. Fue ahí donde le preguntó a la Administradora de la DEA, Anne Milgram si “ella evaluaba que los principales obstáculos a la mejora de la cooperación con autoridades mexicanas para combatir el tráfico de fentanilo eran que ¿o no tenemos un socio con voluntad o que de hecho el estado mismo está infiltrado por los cárteles? ¿Qué es lo que estamos haciendo con el gobierno de López Obrador para cambiar esa realidad?”
La jefa de la DEA respondió, como lo hizo hoy en procurador general, afirmando que “creemos que México tiene que hacer más para frenar el daño que estamos viendo”, y señaló que gobiernos anteriores fueron exitosos en desmantelar a los Zetas como ejemplo de lo que Washington desea. Menéndez insistió, preguntando por lo que estaba haciendo México ahora, y respondiendo a su propia pregunta: “tengo que ser honesto con usted. No los veo. Sencillamente no lo veo. No veo la voluntad. No veo la urgencia. No veo el compromiso”. [Hacer más contra el fentanilo, pide la DEA a México].
Menéndez concluyó: “No sé cuántas vidas más tienen que perderse antes de que México se comprometa más. Si esto fuera al revés, el Presidente López Obrador estaría encima de nosotros sobre esto”.
Esa evaluación, de inmediato, fue endosada por el republicano de mayor rango en el Comité de Relaciones Exteriores, James Risch, pero aún más sorprendente fue que se sumó el senador demócrata liberal Chris Murphy, quien dijo que “seamos honestos, en el mejor caso, México no está tomando esta crisis de una manera suficientemente seria, y en el peor, el gobierno mexicano, o por lo menos partes significativas, o están viendo hacia otro lado o son cómplices con los cárteles. Esa es solo la verdad”.
Así, con sus pugnas partidarias por relaciones exteriores o la frontera, hay un acuerdo bipartidista en este último mes de que la crisis de droga estadunidense es culpa de los cárteles y la respuesta insuficiente (y hasta sospechosa) del gobierno mexicano.