Ciudad de México. En México, como en el resto del mundo, se estima que los casos de ansiedad y depresión se incrementaron 25 por ciento durante la pandemia de covid-19, mientras en niñas, niños y adolescentes se calcula que al menos 10 por ciento enfrenta estos padecimientos, afirmó el doctor Juan Manuel Quijada Gaytán, director general de los Servicios de Atención Psiquiátrica (SAP) de la Secretaría de Salud.
En un balance de los efectos del covid-19 en la salud mental, principalmente de niños y adolescentes, destacó que, debido al aislamiento que vivieron millones de alumnos, quienes tuvieron que realizar en confinamiento sus actividades educativas, recreativas y no tuvieron contacto presencial con sus pares, vemos actitudes regresivas; es decir, el menor que ya dormía solo, ahora quiere volver con sus padres o quiere usar pañal nuevamente
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En entrevista con La Jornada, señaló que, a la fecha, docentes y directivos reportan comportamientos en algunos alumnos de secundaria como si estuvieran en la primaria
, y quienes ya asisten a la educación media superior, pueden tener actitudes como si fueran púberes de secundaria.
Sin embargo, aclaró que esta conducta regresiva no es una situación que genere un efecto perjudicial para su salud mental. En un par de años creemos que se van a estabilizar
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Agregó que en la etapa que representó el regreso a las aulas y a sus actividades recreativas, muchos menores presentaron crisis de ansiedad, de angustia, principalmente al sentirse abrumados
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Venían de una fase, apuntó, de pocos estímulos al estar en casa, y de pronto salieron nuevamente. Existen casos de menores de edad que desarrollaron un trastorno de ansiedad, pero muchos lo superaron después de un tiempo.
Juan Manuel Rendón, ex director de la Benemérita Escuela Nacional de Maestros y experto en temas educativos, destacó que en las escuelas no sólo se detectó un rezago de conocimientos en los estudiantes, sino afectaciones emocionales y de socialización.
Cuando visitamos primarias, explicó, vemos niños temerosos de establecer interacción con sus compañeros. Temen a la vida social con sus pares, y es uno de los fenómenos que muchos profesores detectaron tras el retorno a las aulas, y que apenas vemos indicios de que los alumnos están comenzando a recuperarse
. Muchos niños y adolescentes, sostuvo a su vez Quijada Gaytán, no sólo hicieron frente al aislamiento en casa, donde si bien tenían contacto con sus pares, éste era sólo mediante dispositivos electrónicos, muchos también enfrentaron la pérdida de un ser querido.
Hubo casos en los que los padres, abuelos y cuidadores fallecieron, principalmente al principio de la pandemia. Esto llevó a niñas, niños y adolescentes a tener un duelo, que puede complicarse y generar un trastorno depresivo o de ansiedad
, indicó.
Señales de alerta
El especialista alertó que para lapoblación infantil y adolescente la depresión y la ansiedad no se manifiestan con tristeza, sino con irritabilidad, aunado a trastornos del sueño y la alimentación.
Subrayó que padres de familia y docentes deben estar atentos a estos síntomas, y acudir al pediatra o médico familiar para atender casos iniciales de algún trastorno mental, pues en 80 por ciento de los pacientes, cuando se diagnostica a tiempo, pueden solucionarse totalmente, incluso, sin necesidad de acudir a terapia con un sicólogo o siquiatra
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El director general del SAP enfatizó que, tanto en adultos como en niños y adolescentes, lo que debemos impulsar son las acciones de autocuidado, lo que nos permite prevenir la enfermedad o actuar a tiempo
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Se trata de tres ejes de la salud mental: la parte física que implica tener una dieta balanceada, hacer ejercicio y mantenerse hidratado. En lo social, generar vínculos sanos, basado en la confianza con las personas en su entorno inmediato, puede ser la escuela, su comunidad o el trabajo, y a nivel sicológico, uno de los factores esenciales es mantener la higiene del sueño.
Son medidas sencillas, explicó, como establecer un horario regular para dormir y despertar. No exceder en más de 45 minutos una siesta diurna.
Para los adultos, se sugiere evitar el consumo de alcohol, comidas pesadas, picantes o azucaradas; evitar fumar cuatro horas antes de ir a dormir; y eludir el consumo de cafeína seis horas antes de descansar.