Fragmentos de célebres películas, fueron musicalizados en vivo por la Orquesta Filarmónica de la Ciudad de México (OFCM) con temas de los compositores Ennio Morricone y Nino Rota, en un concierto que cautivó y conmovió al público que asistió a la Sala José Revueltas.
Durante el cine-concierto donde se proyectaron escenas de célebres cintas, como El padrino, Bastardos sin gloria, Cinema Paradiso y El bueno, el malo y el feo, se mostró otra forma de contar historias.
En la saturada sala del Centro Cultural Ollin Yoliztli, la tarde noche del sábado, el público permaneció atento a la pantalla y a los más de 90 músicos en escena, con Alex Johansson como director huésped y la intervención de la soprano Angélica Alejandre.
Se podría pensar que esta presentación era sólo para disfrute de los amantes del séptimo arte y de la música, pero la realidad fue que escuchar la música en vivo y adentrarse en lo que sucedió en pantalla se convirtió en una experiencia original, pues hasta se logró captar hasta el sonido de una bala simulada con los instrumentos de los ejecutantes.
Fueron escenas con momentos de amor, de violencia, de comicidad, de confrontaciones en el viejo oeste y de glamur de rubias y actores apuestos que aparecieron en imágenes en color, pero también en formato en blanco y negro. Todo atrapó la atención del público.
Los arreglos musicales contaron breves historias que uno podría imaginar, incluso sin haber visto alguna de las cintas o no recordar las tramas. Los aplausos surgían apenas terminaban las ejecuciones la orquesta.
La OFCM abrió el programa con fragmentos de Los intocables, película de Brian de Palma, que se proyectaron para sumergir al espectador en un mundo alterno e indiferente a lo que sucedía en el exterior del recinto.
Con la dirección de Johansson, quien ya había realizado arreglos y adaptaciones de afamadas obras de John Williams, James Horner, Howard Shore o Hans Zimmer para cine, el concierto continuó con temas de los filmes Por unos dólares más y Érase una vez en el Oeste, que Morricone creó para Sergio Leone, a quien la música del italiano contribuyó para ser ícono del spaghetti western.
De la violencia a una carta de amor
La obra de Morricone siguió cautivando con Chi Mai, incluida en Maddalena y El profesional, de Jerzy Kawalerowicz y Georges Lautner, respectivamente; la suite de Malena, de Giuseppe Tornatore, así como El veredicto (Dopo La Condanna) y La última diligencia de Red Rock, incluidas en Bastardos sin gloria y Los ocho más odiados, esta última por la que finalmente, tras cinco nominaciones, dio el Óscar al compositor de la mano de Quentin Tarantino en 2016.
Tal como la carta al amor al cine que Giuseppe Tornatore escribió en Cinema Paradiso, la OFCM interpretó el Tema de amor de dicha película, para seguir con una de sus obras más conocidas: la suite de La misión, dirigida por Roland Joffé en 1986.
La dolce vita, de Federico Fellini, estuvo presente con la suite creada por Nino Rota, con quien el realizador formó una de las mancuernas cinematográficas más prolíficas de la historia del séptimo arte. Además, se interpretó el tema de El Padrino, de Francis Ford Coppola, música con la que el compositor italiano logró fama internacional y obtuvo el Óscar.
De la emblemática El Padrino se proyectaron imágenes inolvidables, como la del beso que recibía en la mano, la boda de su hija, los tiroteos en los que estuvo involucrado, hasta su sorpresiva muerte, con su pequeño nieto corriendo alrededor.
Hacia el final del concierto, se escucharon el Tema de Débora de Érase una vez en América, y El trío, Éxtasis del oro, así como el tema principal de El bueno, el malo y el feo, de Sergio Leone, compuestos por Morricone y con los que la OFCM se acompañó de Alejandre.
Un inesperado tema de Nino Rota compuesto para el filme 8 ½ (1963), de Fellini, cerró el programa en una noche en que la orquesta fue ovacionada y demostró su experiencia de 45 años de trayectoria, con presentaciones en escenarios nacionales y del extranjero.