Londres. Sin abrir su vitrina de títulos desde 1954, el Newcastle tiene la ocasión de dar un primer éxito tangible a sus propietarios sauditas, el domingo (16H30 GMT) en la final de la Copa de la Liga inglesa, pero para ello deberá derrotar a un Manchester United también necesitado de alegrías.
La última vez en que las Urracas levantaron un trofeo fue en 1969, en la antecesora de la actual Europa League, denominada Copa de Ferias, ganada ante el Ujpest Dozsa (3-0, 3-2) en la final a doble partido.
En el plano doméstico, hay que retroceder hasta 1955, con la Copa de Inglaterra, para encontrarse con un Newcastle campeón.
Desde entonces han perdido cuatro finales: en la FA Cup en 1974, 1998 y 1999, y su única final de Copa de la Liga, en 1976.
Poner fin a esa sequía, poco menos de dos años después de la compra por un consorcio dominado por el fondo soberano saudita PIF, concretaría el buen trabajo realizado hasta el momento por el entrenador Eddie Howe, junto a una política de fichajes que por el momento se ha revelado globalmente acertada.
La victoria supondría asimismo garantizarse disputar al menos la Europa Conference Ligue la próxima temporada, aunque el Newcastle puede aspirar a la Champions, ya que es quinto en la tabla, a un punto de los puestos que otorgan boleto para la máxima competición europea.
Sin embargo, los hombres de Howe no llegan en su mejor momento de forma a Wembley. Más allá de la doble victoria ante el colista Southampton en semifinales (1-0, 2-1), acumulan cuatro fechas ligueras seguidas sin ganar.
Karius ante su redención
Las Urracas se verán además privadas de su arquero Nick Pope, expulsado frente al Liverpool (0-2) el pasado fin de semana, y también de su suplente habitual Martin Dubravka, que ya jugó en esta edición de la competición cuando estuvo cedido al inicio de curso en... el Manchester United.
Así pues, será finalmente Loris Karius quien esté bajo palos, un arquero del que se recuerdan en Inglaterra sus errores en la final de la Champions de 2018 perdida por el Liverpool ante el Real Madrid (3-1).
"Es una ocasión magnífica para él de reescribir la historia de su carrera", le alentó Howe.
En comparación, los seis años de espera del Manchester United pueden parecer poco tiempo, pero se trata en todo caso de la sequía más larga para el club de Old Trafford en los últimos 40 años.
Sus últimos títulos se remontan a 2017 con la Copa de la Liga y la Europa League, una competición que en la que los Red Devils vienen de clasificarse a octavos después de haber eliminado al Barcelona el jueves (2-2, 2-1).
Aún en liza en la Copa inglesa, el United es tercero en la Premier con ocho puntos de ventaja sobre el Newcastle y con opciones de dar alcance al líder Arsenal y al Manchester City.
La mano de Ten Hag
Una situación que contrasta con la de la temporada pasada, cuando vivieron su peor curso en términos de puntos desde la creación de la Premier League en 1992 (58 puntos).
Este mejoría lleva el sello de Erik Ten Hag, quien con un estilo menos contundente que José Mourinho o Louis van Gaal, ha mantenido el puño de hierro que llevó al club a sus últimos éxitos.
"Cuando llegó por primera vez, en la sesión de entrenamiento, exigió 'hacéis esto u os largáis'", recordaba recientemente el portugués Bruno Fernandes.
"Todo el mundo se dijo 'y si un gran jugador no hace lo que él dice, ¿le saca o no?' Y lo ha hecho muchas veces, lo hizo con Cristiano (Ronaldo), con Jadon (Sancho), con Marcus (Rashford)...", enumeró.
A pesar de la duda sobre la presencia de su goleador Marcus Rashford (16 goles desde el Mundial), y de la incertidumbre sobre el futuro del club, puesto en venta por sus propietarios, la familia Glazer, esta final supone la ocasión para reencontrarse con un pasado glorioso aunque no tan antiguo.